lunes, 30 de agosto de 2010

Sueño

He soñado que tú eras yo. Me mecías en tus brazos mientras me cantabas una nana y yo, con la  cabeza recostada en tu pecho, escuchaba el sonido de tu corazón...
Y entonces te miré y te vi joven, con el cabello negro recogido en un moño de geisha y los labios pintados de rojo como cuando de pequeña, fascinada, veía como te maquillabas delante del espejo de tu habitación.
Luego he despertado y durante un instante, aún estabas...

viernes, 27 de agosto de 2010

Vacaciones

Hemos estado cinco diítas en la playa (bueno en un hotel en Salou con piscina) y me han quedado varias cosas claras con respecto a mi familia:
-Que  Gabriel odia el agua.
-Que Gabriel es sociable por naturaleza, todo lo contrario a nosotros sobretodo a mi que más bien tiro hacia el otro lado, no puede evitar contarle su vida tenga año y medio u ochenta.
-Que Gabriel va para el mundo del espectáculo porque si no se sube a un escenario le da un patatús (en el hotel lo apodaban "el bailarín").
-Que es obediente (Gabriel ve con papi le decía el animador cuando por enésima vez se subía al escenario a mover el culo en un concurso de baile para mayores de seis años, y sí, mi niño obediente iba con papi y al segundo volvía a subirse al escenario...)
-Que a Ángela si le gusta el agua y sólo le faltaba el daikiri subidita en el flotador.
-Que Ángela duerme como un ceporro aunque le canten un fandango en la oreja.
-Que su sonrisa desdentada mueve montañas.
-Que nosotros estamos mayores y necesitamos otras vacaciones para repornernos de tanta actividad frenética.
-Que nuestros hijos son los mejores del mundo.

domingo, 15 de agosto de 2010

LAS VISITAS

El mejor consejo que me dieron cuando nació Gabriel fue: las visitas recíbelas en el hospital.
Me lo dió la matrona, una chica algo más joven que yo, un encanto de persona y de profesional. Y eso que no tenía hijos pero sabía de lo que hablaba.
Es un engorro sí, porque estás recién parida y no tienes el cuerpo para muchas jotas pero estás en el hospital, un lugar "parecido" a un hotel, donde te hacen la cama, te limpian la habitación y te dan de comer. Así que no tienes que preocuparte por el estado de tu piso, caótico por supuesto tras la llegada de un bebé que que solo hace que comer, comer y comer y una madre que sólo quiere dormir, dormir y que la dejen en paz...
Y cuando me refiero a las visitas no me refiero a familia más allegada (padres, herman@s) y a amigos íntimos que les dices, ala, me preparas el café y luego pones una lavadora (es coña). Este tipo de visitas no me preocupan porque la confianza da asco (nunca mejor dicho) y ven una pelusa -o un tercer gato, anda si yo creía que sólo tenías dos- no se van a escandalizar (eso creo...). Me refiero a LAS VISITAS, esas que no queremos recibir ni siquiera sin haber parido, esas que amenazan con venir y nunca vienen hasta que tienes un hijo.
LAS VISITAS esas que cuando las mencionas suena la música de Psicosis . Porque LAS VISITAS tienen la casa impoluta, nada fuera del sitio, ni una mota de polvo, los cristales transparentes, las persianas tan limpias que deslumbran al vecino de enfrente. Acabas pensando o bien son esclavos de la limpieza o bien tienen ayuda doméstica. O ambas cosas.
Tuvimos dos VISITAS y ambas hicieron bis con Ángela.
Una de las VISITAS dijo en ambas ocasiones que ella no era amiga de hospitales (claro y yo sí, no te fastidia) y que prefería venir a casa. Nosotros dijimos que preferíamos que vinieran al hospital pero fue como escuchar llover. Cuando nació Ángela pensé que no serían capaces de volvernos a hacer la misma jugarreta. Pero sí. Lo volvieron a hacer. Le advertí a mi marido que sólo sacara café,  pero se ablandó y acabó sacando el surtido cuétara, cortando jamón, queso y sacando las cervezas. En fin.
Otra de las visitas es la hermana de un amigo de mi marido. Tiene dos hijas y para mi es un gran misterio como consigues tener la casa limpia como una patena con dos niñas (si porque yo también he sido VISITA). Dos niñas eso si, con un comportamiento ejemplar. Cuando nació Gabriel ella se dedicó a enumerar todo lo que no debíamos hacer: no lo cojas en brazos que se acostumbra, pásalo a su habitación antes del año que sino luego verás (bueno ahí me adelanté, la verdad), y no recuerdo más, sólo recuerdo que me lo quitó de los brazos para hacerle cucamonas y me quedé tan pasmada que ni rechisté.
Con Ángela siguió con la retahila: ui deberías haberle quitado el chupete antes a Gabriel porque ahora verás, que celos, cualquiera se lo quita, y el pañal, y blablabla...Y volvió a arrebatarme  con la misma delicadeza a mi hija de los brazos.
Ángela nació en diferente hospital que su hermano y una de la enfermeras se ofreció a echar a las visitas de la habitación si daban mucho por saco, a lo que rehusé amablemente deja deja que mejor ahora que no luego.
Así que no te preocupes Sandra (sé que me lees) que yo iré a verte al hospital. Como diría mi padre créeme reina, no te cortes un pelo y deja las cosas claras.

Los inmortales

"Los inmortales" era una de mis películas favoritas de adolescente. La vi en el cine con compañera de clase que luego se convertiría en una buena amiga .Yo tenía 14 años recién cumplidos y acababa de empezar el instituto. Ella se llamaba Cristina y no se nada de ella desde hace muchísimos años. Sé que se fue a trabajar a Benasque y luego a las Canarias, ahí perdimos el contacto...
La verdad es que salí alucinadísima y enamoradísima de Cristopher Lambert que por entonces estaba como un tren. Con el paso de los años te das cuenta que la película era mala con avaricia y que lo único que se salva es banda sonora original de Queen.
Aunque  al mirar los fotogramas de la película y escuchar Who wants to live forever  me entra una punzada de nostalgia... 

miércoles, 11 de agosto de 2010

Otra sobre animales

Cuando estaba embarazada de Gabriel la gente me preguntaba que iba a hacer con mis gatas. Cuando digo gente no me refiero a familia y amigos (bueno algún "amigo" sin gatos lo preguntó) porque asumían que las gatas se iban a quedar donde estaban, es decir, en casa.
No había pasado la toxoplasmosis y tuve la gran suerte que mi ginecólogo ni me preguntó si tenía animales y lo único que me aconsejó fue que tuviera cuidado con los embutidos, la carne poco hecha y que lavara bien las verduras.
Recuerdo que la pescadera de la esquina  me comentó como quien no quiere la cosa que conocía a fulanito de tal con un gato que le sacó el ojo al niño... Ni que decir que esta historia no me afectó lo más mínimo.
En la actualidad hay personas que no entienden que mi hijo reciba algún arañazo de sus gatas, sobretodo de Lluna que se ha convertido a raíz del nacimmiento de Gabriel, en una gata sumamente territorial hasta con su compañera Nit. No es un comportamiento que le aplauda aunque sí le disculpo, pero el tema no es que Lluna sorprenda sigilosamente a Gabriel y así, a traición, le clave las uñas. Es más bien al revés. Lluna está tranquilamente en lo alto del sofá y Gabriel que cada día llega a más sitios porque crece y es más ágil, le da un manotazo, un pellizco o un achuchón muy fuerte que equivale a la estrangulación (me recuerda a los dibujos animados de la mofeta francesa empalagosa y la gatita, mi hijo es la mofeta).
La mayoría de veces Lluna sale corriendo y se esconde en otro lugar, las menos se vuelve y lo araña, son rasguños pequeños, y mentiría si escribiese que no me preocupa, porque una cosa es que le arañe la mano, el brazo, pero el domingo recibió un arañazo en la frente y aunque sé que no le va a sacar un ojo sí se lo puede dañar.
Pero pienso que debe aprender a convivir con sus gatas, a respetarlas y a no hostigarlas. Cuando empiece el colegio deberá aprender lo mismo con respecto a sus compañeros, recibirá también más de un arañazo, mordisco y bofetón, y él también dará los suyos seguro. No por eso no va a ir al cole. Por esta misma regla de tres nos deberíamos deshacer de Gabriel porque a veces no trata con cuidado a su hermana. Y claro que no es lo mismo, sus gatas no son sus hermanas pero también forman parte de la familia.
Luego está el tema higiene, pelos, pelusas, y demás cosillas. Mi marido fue asmático de pequeño y tengo un sobrino por su parte que además es alérgico a los gatos. Así que me pasé todo el embarazo rezando para que mi hijo no lo fuera aunque durante el embarazo de Ángela estaba tan preocupada por otras cosas que ya ni pensé en el tema...
Hay dos teorías, la famosa la mierda inmuniza y la otra vertiente que cuanto más entras en contacto con una sustancia más probabilidades tienes de acabar teniéndole alergia. Así que si nos remitimos a la segunda a estas alturas ya no podría acostarme con mi marido sin que me saliese un sarpullido (sí cariño, ya sé tú no eres una sustancia).
De momento, toco madera, Gabriel está más sano que un manzano y Ángela parece que sigue los pasos de su hermano.
Sinceramente, le tengo más miedo a los bichos que se pueda traer Gabriel del colegio (gripes, gastroenteritis, broquitis y todas las "itis" que no lo que le puedan contagiar las gatas que hasta la fecha es cero).
Todo este rollo viene a que ayer en el parque vi a un niño de cinco años el amago de tirarle un puñado de tierra, con mucha mala leche, a un chiuaua que no conocía de nada, y todo porque su madre le dice que si se porta mal un perro le morderá (a la madre al parecer no le gustan los perros, una historia chorra que no merece ni contar), y esta tarde he visto el lado contrario, una niña de unos siete abrazaba a su perrita Lluna (que casualidad) una yorkshire con paciencia de santa que se ha dejado acariciar por cinco niños sobones a la vez (entre ellos mi hijo que como de tonto no tiene un pelo a la perrita si la acaricia en condiciones), me ha emocionado verla besar a su perra con una efusión que ya querrían algunos novios. La madre orgullosa me contaba que a la niña se le da bien coser y le hace faldas a la perrita y sombreritos y que el animalito se deja vestir.
Y menos mal que he visto esta estampa porque la de ayer me dejó muy mal sabor de boca...

lunes, 2 de agosto de 2010

Sí sin mi chupo

Pués la operación sin Pete ha sido todo un éxito. Ha durado para ser exactos los diez primeros minutos de la siesta donde me lo pedía sin parar mamapetemamapetemamapete ¡el peteeee! Y ya no más, ayer lo buscó en la cama ¿onde etá el pete?Ah!Gabiel lo tiró a bashura! Sí, mi hijo habla "Gabrielino" y a veces ni yo lo entiendo...
Nos ha costado un Buzzlightyear pero han sido los 10€ mejor empleados en el último año, creo (bueno y las pegatinas de Rayo Mcqueen en la operación pañal, mi hijo o lo pilla todo muy rápido o se mueve por el interés, no sé que pensar...) ale pués estamos tan contentos que esta tarde le voy a comprar un Budy.