lunes, 29 de noviembre de 2010

Ñam ñam

Antes de tener hijos, mi marido y yo nos reíamos de los anuncios en los que se publicitaban alimentos enriquecidos. Hay que ver, proteínas del pescado en la leche, vitamina C en los yogures y lactobacilus nosecuantus para combatir el nosequé yo...
Ahora que Gabriel tiene tres años y me parece un sueño cuando con dos, comía kiwis, melocotones, melón y toda la fruta que le pusieras por delante y hasta hace unos meses, hasta el bacalao en samfaina.
Llevamos muy mal muy mal, pero tirando a fatal, esto del comer. No es que quiera cebarlo para comérmelo en Navidad, sé de sobra, que la grasa no sirve para nada (a ver, alguna reservilla de grasa a estas edades que lo pillan absolutamente todo, no va mal), si dijera, es que está delgado pero come de todo y está sano, pués vale, me conformaría. Pero es que está delgado, come fatal y me pilla unas galipandrias terribles (que sí que sí, que es el primer año de cole, no ha ido nunca a la guardería y se tiene que inmunizar). Pero a veces me da la sensación que mi niño se me consume, cada día le veo los ojos más grandes.
El pollo le hace bola, hoy, sin ir más lejos, me he acordado de la Esteban mientras le soltaba a Gabriel un hipohuracanado ¡¡¡pero te quieres comer el pollooooo??? y no, no se lo ha comido, mis vecinos se habrán vuelto a flipar y a pensar que tengo triple personalidad.
Me canso, me agoto, últimamente las comidas se están convirtiendo en un pulso, a la supernany voy a llamar, y a la inglesa que tiene más mala leche, le amenazo. Él encantado, seguro, alguna vez que ha visto el programa (muy poquitas que a esas horas se cae de sueño, además, no vaya a copiar malos ejemplos), flipa en colores.
Así que hago acopio en el super de alimentos  enriquecidos , marcas blancas eso sí, por si todo es un cuento chino, al menos que salga barato. La leche enriquecida con cincuenta mil vitaminas incluida la C, leche y zumo casi dos en uno. Los yogures mondos y lirondos porque como le meta unos con bífidus ya me quedo definitivamente sin niño. Los actimeles para reforzar el sistema inmune. Y una sobredosis de jalea real con doble de propolis para que no se le jorobe la garganta, su punto débil.
Mi niño es como Superatón  supervitaminado y mineralizado.
Hago todo lo contrario a lo que se supone, se debe de hacer, lo mismo que esas madres que salen en la supernanny, grito, me desgañito, lo dejo comer con la tele, le amenazo con quitarle los dibujos y dejarlo sin postre. No propicio el ambiente de paz y tranquilidad para que no nos salga una úlcera de estómago, y sí, comemos con la TV puesta, incluídos los fines de semana, y hablamos con la TV de fondo, cosas de la vida, voy a tener que probar otras técnicas porque se me han acabado los recursos.
Menos mal que Ángela de momento, disfruta comiendo, igual que su hermano a su edad, no le hace ascos a nada, incluso come mejor que él porque a sus diez meses le das una galleta y se la zampa en un santiamén, le pirra el pan y todo lo que se pueda masticar (esto incluye lo no comestible también, lástima), un trozo de pera, un plátano, que maravilla... A ver cuanto dura su oasis alimenticio...

domingo, 28 de noviembre de 2010

Cumbres borrascosas

Hace muchos muchísimos años que vi esta película, una adaptación no demasiado buena para unos actores de la talla de Juliette Binoche y Ralph Finnes. Me cautivó eso si, la banda sonora de Ryuichi Sakamoto que pasó directamente al recopilatorio Cinemage . Si os gustan las bandas sonoras Sakamoto es el rey. Tiene el don que sus composiciones jamás suenan igual.

martes, 23 de noviembre de 2010

Eso me pasa por pensar...

Nadie me advirtió lo duro que era críar dos hijos. Bueno sí, mi madre, pero ella no cuenta, para eso están las madres, para no hacerles caso y pegarnos el batacazo.
Mi madre decía que los bebés eran una trampa, por propia experiencia que a falta de uno, tuvo cinco, deben ser adictivos como la nicotina...
A pesar que mis hijos "son buenos" (todavía no ha atracado un banco contestaba mi amiga Rebeca cuando le preguntaban si lo era el suyo), es decir, duermen bien del tirón (eso despierta muchas antipatías), hasta hace poco comían bien los dos (Gabriel se me está declarando en una alarmante huelga de hambre desde que los mocos forman parte de su dieta diaria,  me temo por eso que no tienen ningún poder nutritivo)  y aunque me montan algún que otro espectáculo en el supermercado son niños fáciles (ni me quiero imaginar pués tener un niño movido, los míos que son más bien de Villapachorrín de arriba y hay días que los vecinos deben pensar que se les ha mudado la niña del exorcista...).
Aún así voy a ejercer mi derecho a pataleta: estoy agotada, cuando llegan las diez de la noche se me acaban las pilas, estoy tan cansada que me quedo dormida mirando House (gran invento las series, han sido creadas para padres hechos caldo incapaces de seguir el hilo argumental de una película) y me duelen las cervicales que es un contento, es el precio que hay que pagar por tener niños de Villapachorrín de arriba que a Ángela le pesa mucho el culo a sus diez meses y ¿nueve kilos de peso? mañana saldré de dudas que tengo pediatra.
Cuando era muy muy joven y tenía mucha mucha energía hacía de canguro de dos hermanos que se llevaban dos años justos, niños fáciles también. El niño tenía tres años y la niña uno y me hice la promesa que los míos no se llevarían tan pocos años.
Las circunstancias mandan, ya lo dice el refrán: si no querías caldo toma dos tazas.
Pero sólo con mirar a mi par de cachorros perfectos y tiernos en un abrazo torpe y babosote me entran hasta ganas de tener otro.
Si ya lo decía mi madre...Son una trampa...

viernes, 12 de noviembre de 2010

Yann Tiersen

Soy una fanática de las bandas sonoras. Yann Tiersen es uno de mis compositores favoritos (Amelie, Good bye Lenin película que me hizo llorar y reír al mismo tiempo). Cada vez que escucho a Yann Tiersen me dan ganas de ser pianista en mi próxima vida.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La cruda realidad

Ante todo advierto como en los telediarios, que la entrada de hoy puede herir sensibilidades a bajos estados de ánimo.
Yo hice un pacto hace años, un pacto que la mayoría hemos hecho con más de una persona. Y hoy así a bote pronto lo he recordado. He recordado que una noche de verano filosofeando con mi hermano mayor en la terraza de casa, mirando las pocas estrellas del cielo, hicimos el pacto que quien muriera primero visitaría al otro.
No sé porque hicimos este pacto, es el tipo de pacto que haces con tu cónyugue, no con tu hermano mayor aunque te saque dieciocho años y presupongas que por ley de vida, morirá primero.
Tenía cincuenta años cuando tuvo tres paradas respiratorias consecutivas. La última estuvo "más tiempo" con el corazón parado y en urgencias lo reanimaron porque era una persona joven, si hubiera sido un anciano, lo hubieran dejado morir...
Pasó toda una noche intubado en la UCI, los médicos nos dijeron que había pocas probabilidades de que despertase y si lo hacía no sabian si habría daños irreversibles en el cerebro por la falta de oxigeno...
Contra todo pronóstico despertó, como si tal cosa. Terriblemente asustado eso sí, me confesó que no había nada al otro lado, no había visto un túnel, ni una luz blanca celestial, ni mis padres para recibirlo con los brazos abiertos. Nada, la insconsciencia absoluta, la nada.
Todo para nada porque no superó otra crisis semanas después.
Va para seis años que mi hermano murió, salvo algún incidente "extraño" que seguro tiene fácil explicación (o no), no se me ha aparecido para desvelarme los misterios de la muerte.
Sin embargo esta mañana me he despertado echándolo terriblemente de menos, con una famosa canción de Carlos Santana sonándome en la cabeza. Quizás es su manera de decirme siempre estará conmigo... Y me ha costado un horror escribir esta entrada pero ahora me siento como si me hubiera quitado un peso de encima.
Va para ti Toni!

domingo, 7 de noviembre de 2010

Linkin park



Es una de las canciones favoritas de mi hijo, cuando salió el album "Minutes to midnight" estaba embarazadísima de siete meses y me harté de escucharla, no me extraña pués que el niño nos haya salido cañero...
No sé que me pasa con este grupo que por más que suenen no me canso...

sábado, 6 de noviembre de 2010

Parte meteorológico

Desde que Gabriel ha empezado el cole tenemos minihombre del tiempo en casa. Una vocecita nos va narrando a lo largo del día el parte metereológico: ha shalido el shol, la lluvia moja, el shol se ha escondío ¿donde está el shol mami? ¿detás de la nube? el shol esta dumiendo ha shalido la luna y las estellas ¡míííía mami las estellas!.
Hay que ver como te cambia la vida y el punto de vista de las cosas cuando eres madre. Antes de tener hijos mi marido y yo éramos como vampiros ocultos al sol, la primera vez que pisamos la playa con Gabriel hacía como diez años que no íbamos. Somos blancos translúcidos sobretodo mi costillo, que para estar media hora al sol necesita gorra y protector solar 60 y a veces hasta camiseta (parece el prota de la película Powder) así que poco nos motivaba esto de achicharrarnos al sol, pero claro, cuando tienes hijos si hay que ir a la playa se va, aunque se enteren hasta en Mallorca por los gritos que pega cuando lo metes en el agua (al niño, se entiende).
Y es que Gabriel no es precisamente moreno de piel, es más tirando a melocotón pero lo embadurnas también de factor solar y ala, que sea lo que dios quiera  (la pobre Ángela es blanca como una tiza ya veremos el año que viene como lo hacemos cuando se salga de los confines de la sombrilla). Pero ¿qué vas a hacer con un dos hijos tan tan pequeños? ¿irte de museos?.  Hay parejas que lo hacen, hace años vimos unos especímenes en el Alcázar de Segovia, una pareja jóven con tres hijos diminutos, uno que no tendría tres años, otro en un carrito que no llegaba a los dos y un bebé de meses colgado en una mochila. El padre le enseñaba un uniforme de soldado del año maricastaña al hijo mayor que lo miraba en estado de shock. Si a esas alturas de museo yo estaba saturada ni me quiero imaginar un niño de tres años.
Cuando tienes hijos, si antes no lo has hecho, empiezas a valorar más el buen tiempo, el horario de verano que te permite que tu hijos jueguen en el parque sin la luz de las farolas, que tomen el sholmíííííía mama estoy tomando el shooool! me dijo mi hijo cerrando los ojos y mirando al cielo, al salir a la calle después de cuatro días sin pisarla por una faringitis de caballo), a mi que me gustaba el horario de invierno, el frío, la lluvia, me estoy temiendo esta última y su mala costumbre de honrar con su presencia siempre a la entrada y salida del colegio.
Menos mal que no vivimos en Noruega...