lunes, 26 de marzo de 2012

Llora que te llora

Pues llevo tres meses en blanco, me abruma el "bloqueo del bloggero". Debe ser la crisis que me quita hasta las palabras...
Mi niño llora cada mañana (y su correspondiente mediodía) para ir al cole. Cada puñetero día desde la vuelta de Navidades. Lo he probado todo, por las buenas: abrazos, besos, despedidas lacrimosas que ni dos enamorados en plena guerra, calendario de gomets incumplido por ambas partes con premio de yo-yo inmerecido (lo sé, una que es blanda). Y por las malas,hoy mismo sin ir más lejos: comollorestequedasiniralafiestadecumpleañosdelJaviysindibujosysinjugaralanintendodsysinpagahasta losdieciochoaños.
Por supuesto hemos tenido la consiguiente charla con su profesora "fulanito de tal me pega" me dijo Gabriel tras las vacaciones, pero claro, mi niño que miente fatal no cayó en la cuenta que Fulanito ya no venía al cole por larga enfermedad sino porque ha cambidado de colegio. Pues serán los celos, dice la profesora, él se queda en el cole y tú te quedas con Ángela en casa.
Va a tener razón porque mi niño, salvo atizarle a su hermana de lo lindo, por lo demás nunca nos "ha hecho pagar" esto de vivir con una intrusa que de la noche a la mañana se apoderó de su breve reinado. Pocas rabietas fuera de lugar a lo niño de supernanny, nada de pises ni cacas en los calzoncillos. De algo se tenía que quejar el pobre.
Dice la profesora que en cuanto me pierde de vista, deja de llorar. Y vuelvo a maldecir igual que el curso pasado, las puñetera fila que se hace interminable. No sólo por el frío que pasan en el patio durante el invierno y el calor del verano, sino porque los más peques ven a sus madres detrás de la valla (lo siento, soy incapaz de irme hasta que se los llevan porque el portero está en la inopia).  Confiemos que el año que viene esté terminado el colegio nuevo (otra vez la crisis, esto se alarga como la Sagrada Familia, teoricamente deberían haber hecho el traslado tras las Navidades, y que va) y entrarán por otra puerta directos sin filas ni chorradas.
Él sólo me dice que llora porque me echa de menos, si ya sé que mi nenito lo intenta con todas sus fuerzas pero al final le tiembla el labio en un puchero y llora como una madalena.
Paciencia...