Este año no he podido escaquearme de poner el árbol. Dejando a parte que mi espíritu navideño deja mucho que desear y lo poco que queda de él es gracias a mis hijos, no es que me moleste poner el árbol, por ellos hasta subo a una palmera a pulso y la decoro si hace falta. El problema es que no son los únicos miembros de la casa que codician el árbol de navidad, hay una gata negrapeludagorda, una Nit que esa tarde estuvo vigilando todos nuestros movimientos y controlando los cutreadornos de los chinos. Este año pusimos las pocas bolas que quedaban enteras en la parte de arriba y compramos unas estrellas doradas que no hacían mucho ruido al caer. Al caer no pero al caer, recaer, requetecaer y rebotar por todo el pasillo como una bola de pinball a la una de la madrugada no es plan por mucho que el vecino de abajo también tenga gato, entienda el espíritu minino navideño y se apiade de nosotros.
Luego está Lluna que aunque mire el árbol y los adornos con aire de suficiencia como si esas bobadas no fueran con ella, es la primera en perder el culo tras lo primero que su compañera consigue tirar.
Así que la primera noche el árbol durmió en el cuarto de baño. El segundo en la habitación de Ángela y las siguientes en el cuarto de Gabriel que es quien no se despierta casi nunca y cuya puerta no suele abrirse en toda la noche. Tan contento está mi hijo que tiene el árbol para él solito.
Feliz Navidad!!
2 comentarios:
jajajja pobre arbol!! si que viaja!!
nosotros tenemos suerte pq Duna lo deja tranquilo.
la unica pega es que nuestro salon es muy peqñ y lo tenemos casi en la entrada (entras a mi casa y es directamente el salon) y claro de tanto meneo de cola para saludar alguna que otra bola acaba en el suelo..jaja
Cómo disfruto con tus relatos, y cuánto me identifico con muchos de ellos, jajjjajaja. Y además narrados con un estilo literario de primer nivel, ¡Qué talento! ¡Enhorabuena! Espero que no dejes de escribir, eres realmente buena.
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