Pocas cosas podía contar de Ángela hasta hace bien poquito, principalmente porque Gabriel acapara casi toda mi atención y a veces pobre niña mía, siento que no estoy lo suficientemente por ella...
Pero puedo decir oficialmente que Ángela con diez meses y diecisiete días si he hecho bien los cálculos (seguro que no jaja), gatea. De momento no pilla velocidades muy altas pero promete, igual que promete arrancar el decodificador de la TV y abrir el cajón del mueble. Ahora ya nos tira los mandos a distancia del baúl que nos sirve de mesita de centro. Tengo que hacerle una llave de yudo cada vez que le cambio el pañal porque solo quiere sentarse y cogerlo todo, las toallitas, el pañal, tocarse el culo lleno de caca, le salen manos de todos los lados como a los pulpos.
Mi niña se ríe con toda la cara, se le achinan los ojos, y dice mama diría que intencionadamente, tiene dos dientes en la encía de abajo y tres en la de arriba, la pala izquierda y los que están al lado, le falta la pala derecha y parece que se haya espiñao.
Aplaude a todo, dice adiós con la manita, baila y levanta los brazos, se los pone detrás de la cabeza como si fuera a bailar la Macarena, tiene más cojones que mi marido y mi hijo juntos, un genio de mil demonios. Si Gabriel le quita algo (cosa que pasa cada dos segundos) grita como si la estuvieran matando. Le encanta la música igual que a su hermano así que si la crisis aprieta igual nos vestimos de tiroleses y para el metro a pasar la boina a lo familia Trapp.
Tiene dos mofletes redondos y colorados más irresistibles que una manzana bañada en caramelo, y eso es lo que es, un caramelo dulce.
5 comentarios:
Qué bonita, madre! debes estar loquita con ella, y con razón. Enhorabuena cariño.
pa comersela tia!
Que amor se transmite!!
Sin duda la entrada mas entrañable de todo el blog!!!
Publicar un comentario