miércoles, 9 de enero de 2013

Ojos de Jedi

El otro mirando una escena de Star Wars (no eché cuenta cual de las tres, estaba haciendo zaping) tuve una revelación: mi marido busca las cosas con ojos de Jedi, no con los ojos de verdad y por mucho que se ponga el albornoz blanco de Ikea nunca encuentra nada.
 Tiene que ir una servidora a encontrar lo que Obi-wan no encuentra. No es que mi casa sea un dechado de orden, no voy a entrar en detalles ni a mencionar el lado oscuro de los cajones donde se me pierde hasta Darth vader.
Pero no encontrar lo que tienes plantado delante de los morros tiene tela. El otro día salí escopeteada al lavabo donde Obi-wan se disponía a lavarse los dientes.
Obi-wan: ¿Dónde está la pasta de dientes? (histérico como si le hubieran robado la cartera)
Yo: (relajada al saber que no buscaba los dos micropens que tiene que vaya mala leche el que los inventó, ya podría haberlos diseñado con una alarma, o que no buscaba la tarjeta del parking del trabajo, o el cd para configurar windows o la llave del coche cuando yo ni sé conducir...) pues donde va estar, donde está siempre, encima del lavabo. Si me acabo de lavar los dientes.
Y efectivamente, allí seguía, delante del dedo índice de mi marido que no se había encendido al detectar el objeto buscado. Porque Obi-wan debe pensar que su dedo funciona como un láser o como el dedo de ET, que parpadea cuando busca algo. Mi marido busca las cosas con el dedo índice, como John Travolta bailando el Grease Lighting, pero con menos gracia.
Y así un montón de obviedades, dónde está la sacarina (mi sacarina), pues en el mármol de la cocina, porque mi casa es un desorden pero no tiendo a guardar la pasta de dientes en la cocina o la sacarina en el cuarto de baño ni la ropa en la nevera.
Mi marido no ve las cosas, o no las mira, o no sabe buscar bien, no lo entiendo porque la miope de la pareja soy yo, suerte que no lleva gafas (bueno unas de lectura de farmacia) que sino sería un cachondeo. Mi duda es ¿es una problemática exclusiva de la genética masculina? ¿ver sin mirar?¿ oír sin escuchar? La catatónia. Porque mi padre que tenía dos pares de gafas (o más) siempre las tenía muy bien localizadas  (y las de mi madre que era un despiste) y mis hermanos en fin, dejando que eran para echarles de comer a parte no recuerdo esa facilidad para ver con ojos de jedi y estar pidiéndole todo el día las cosas que no encontraban, aunque a juzgar por el mal genio de mi madre con el cual me siento cada día más identificada a pesar de tener tres hijos menos que ella, igual sí que no se encontraban ni el ombligo por no decir otra cosa.
Aunque todo hay que decirlo, para exculparlo, el otro día se la monté grande por una grabación que yo no había pasado bien al pc y que seguía en la cámara y le acusé erróneamente de haberlo borrado sin querer. Ejem.