domingo, 27 de noviembre de 2011

Transmisión oral

Cuando mi padre murió mi sobrino Alex aún no había cumplido los cinco años. Mi hermana, a pesar de ser tan escépticoagnóstica y atea como yo ahora, le contó que su yayo como había estado tan enfermito, se había ido al cielo. Porque ¿como le explicas a un niño de casi cinco años que su abuelo, compañero de juegos y fatigas, defensor de niños traviesos que no quieren hacer la siesta, dibujante de monigotes y conversador imaginario de personajes teléfonicos varios (que ni Gila) se ha muerto?
Pero los niños, que nunca dejan de sorprendernos por pequeños que sean, le contestó con otra pregunta ¿entonces el yayo ya no vive la vida? ¿no? 
Nunca le he hablado a mi hijo de mis padres ni de su tío. Primero porque me parecía muy pequeño y no quería hacerle un lío. Segundo, porque no reunía el coraje suficiente. Tercero,  porque lo confieso, no sé explicarle a mi hijo el concepto muerte sin recurrir al del cielo.
El otro día estuvimos haciendo pruebas con la cinta de vídeo de nuestra boda, pasándola de VHS al PC con una capturadora de vídeo. Hacía como dos años que el reproductor de vídeo, por razones conyugales de dimensiones incomprensibles y cabreantes, estaba desenchufado y no podía ver las cintas de mi familia. Me dejé llevar por la emoción del momento. Nunca deja de maravillarme semejante milagro de la tecnología que me trae las imágenes en movimiento, ya no son figuras planas bidimensionales, son figuras tridimensionales, que se mueven, respiran, ríen y hablan. Porque las voces se acaban olvidando, se van borrando de la cabeza como se hubieran acabado deteriorando las grabaciones en VHS.
Y mi hijo preguntó ¿quien es esa? refiriéndose a mi madre. Y le respondí que era mi mamá. ¿Y dónde está? y me pilló en bragas, se me hizo un nudo en la garganta y sin saber que responderle, a punto de decirle que estaba en el cielo como recurso fácil. Y le solté un pues no está. A lo que me miró extrañado y me volvió a preguntar esta vez muy preocupado y yo? Donde estaba yo? 
Fue un visionado muy confuso pobrecito, en el cual creyó ver a su hermana en su prima, y verse a si mismo en uno de sus primos sentado en el banquete. Sin dejar también de preguntar por el Alex y la Itziar grandes.
No le hablé de su abuela y de su tío (fue la única cinta que vimos muy por encima además) que enseguida perdieron protagonismo al ir apareciendo personas queridas y conocidas (y por supuesto vivas) para él. Porque ¿qué le digo a mi hijo de cuatro años?¿cómo le explico el concepto muerte sin adornárselo con el cielo? ¿cómo le hablo de personas que para él solo existen en fotos, vídeos, pensamientos y recuerdos de otros?
Nunca llegué a conocer a mi abuela paterna, murió dos años antes de mi nacimiento. Mi padre la añoraba cada día, se notaba por la manera que hablaba de ella. A pesar de todo el amor que transmitían sus palabras para mi en esos momentos no significaba gran cosa, solamente era una señora que me miraba desde un retrato en blanco y negro en la mesita de noche de mi padre, con media sonrisa enigmática parecida a la de la Giocconda y de la que había sacado un parecido considerable.
Ahora, con el paso de los años, si me escurro más los sesos me doy cuenta que  sé bastantes cosas de ella que incluso me daría para escribir una historia: que era analfabeta pero no se notaba (menos en el cine claro cuando sus hijas le leían los subtítulos), que al parecer fue una muy buena persona, buena madre, buena esposa y buena hermana, que creía en los fantasmas, que era la mayor de ocho y que ayudó a su madre a criar a sus hermanas y hermano, que cada vez que no lavaba los paños del mes de su madre sabía que venía otro bebé en camino. Que con la edad se volvió agorafóbica como le pasaría a su hijo (mi padre), que tuvo un derrame cerebral que la hizo perder su identidad durante los dos últimos años de su vida, que le cogió manía a su hija mayor que era quien la cuidaba, que no se reconocía a ella misma en los espejos y tuvieron que taparlos y que mi abuelo, que tenía fama de hombre tosco  durmió con ella cada noche hasta el final de sus días... Y me dejo muchas muchas cosas.
Ahora sólo espero hacerlo igual de bien como lo hizo mi padre.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Y encima con la crisis

Tengo a draculín en casa. El miércoles lo llevamos al dentista, al ortodoncista para ser precisos. Cuando aún no teníamos hijos, mi marido y yo solíamos bromear que si salían con sus dientes y con mis ojos íbamos "apañaos". Pues bien: de momento ya va el primer acierto.
La verdad, que tengan que llevar ortodoncia no me entusiasma, pero no me quita el sueño, es algo que tiene solución, lo segundo, que todo llegará, sí me toca las narices...
Mi draculín tiene la mordida cruzada,no me extraña que a la criatura se le haga "bola" hasta el yogurt, si no le encaja bien la boca. Y el paladar estrecho, así que entre los seis u ocho años le pondrán un paladar para para dormir para que los dientes no se le apelotonen como a Ronaldo (o era Ronaldinho? Bueno da igual, boquita de piñón no tenían ninguno de los dos). No le falta detalle a mi niño, y eso que es "de pago", porque esto que los niños vienen con un pan debajo del brazo es broma, este ya se  se pulió los ahorros antes de ser concebido.
Así que para que el eje de la mordida esté más centrado y como ahora no puede llevar aparatos, le va a pulir un colmillo porque es el que le está jorobando la mordida. Ojalá con esto, mi niño le de a los bocatas unos mordiscos de aupa.
También tiene los pies planos y valgos. No sé para que puñetas sirve haberle puesto zapatos Geox (que por cierto, cada día son más malos y duran menos, ya no los fabrican en Alemania sino en Taiwan me parece, así que si me voy al chino y le compro unas botas me voy a ahorrar una de pasta...) o Pablosky (que son rígidos como los zapatones de Frankenstein).
Luego está Ángela, que aunque esta nos salió "gratis" (con lo que zampa y lo que crece se lo está pagando con intereses) que lleva el mismo carrerón que su hermano. De momento se ha roto la esquina de una pala (con lo que la cara de bicho ya es total) y se está hundiendo el paladar de tanto chuparse el dedo. Y también tiene los pies valgos. Aunque iba a comprarle calzado más cutre, el otro día vi unas botas de la Chicco que le hacían juego con el abrigo, pues no las iba a dejar en el escaparate..

martes, 1 de noviembre de 2011

Sin comentarios.

Me estoy volviendo paranoica. Ahora entiendo cuando mi madre veía el peligro acechando por todas partes. Cuando salía de noche me decía "si ya sé que tu eres responsable, son los demás los que me dan miedo". Por respuesta yo daba un bufido. Hay que ver que manías tienen "los mayores".
Ya casi no me atrevo a mirar las noticias. Que poca humanidad queda en este mundo, mi hermana me relataba hace unas semanas impresionada, las crueles imágenes de la niña china dos veces atropellada y tirada en la calle durante no se cuanto rato. He podido no verlas, es decir, antes por lo menos  avisaban que podían herir la sensibilidad, ahora te lo echan todo de sopetón. El otro día en el programa de Alfonso Arus que emite en Barcelona TV estuve casi a punto de verlas porque las emitieron como si tal cosa en horario escolar (a medio día) y como iba sobre aviso cambié de canal.
Luego los dos niños desaparecidos en Córdoba, en cuyo paradero y en cuyo "presunto" secuestrador no quiero ni pensar...
Hasta hace relativamente poco en el parque, me relajaba un poco con respecto a Gabriel, con dos niños a quien vigilar a veces te han falta ojos y si alguna vez desaparecía de mi radio de visión lo buscaba presuponiendo (como suele suceder) que estaba detrás del tobogán o debajo de cualquier sitio escondido jugando con sus amigos. Ahora no puedo, lo tengo que tener controlado cada minuto, me da pánico perderlo de vista.  Con Ángela lo que sucede es que voy detrás de ella intentando que no se me escogorcie por los columpios.
Este verano se nos perdió durante unos eternos cinco o diez minutos en el centro comercial, no lo sé con exactitud pero se nos hicieron eternos. Caminaba detrás de nosotros y era mediodía, el pasillo estaba prácticamente desierto y se quedó parado mirando un panel de anuncios con forma de móvil, lo llamé dos veces mientras yo seguía caminando y mi marido empujaba el carrito de Ángela. Me giré y le dije "pués ahí te quedas" confiando en que nos siguiera. Y no nos siguió, a la que me volví a girar en cuestión de dos segundos, ya no estaba. Fui corriendo creyendo que estaba detrás del teléfono pero había desaparecido. La verdad, en ese momento ni se me pasó por la cabeza que se lo hubiera llevado nadie, lo que más me angustió fue que se hubiera despistado hacia el parking que además, en ese punto hay dos salidas y que los coches no lo vieran. Nos metimos en la tienda de gominolas para ver si estaba dentro y ya ahí las dependientas avisaron a seguridad. Nunca había visto a mi marido tan blanco y desencajado, yo salí corriendo a buscarlo al parking sintiéndome infinitamente culpable y aterrorizada por incompetente, como he podido perder a mi hijo?
Apareció de la mano del guardia jurado, terriblemente asustado. Había dado la vuelta a toda la planta...
Supongo que son gajes del oficio de ser padres, estar toda la vida sufriendo por los hijos, y lo que me queda...

sábado, 15 de octubre de 2011

Los dulces cuatro

Desde que ha cumplido cuatro años Gabriel ha pegado un cambiazo repentino y positivo. Siempre ha sido un cielo de niño pero había aspectos que me preocupaban, como la comida. Hasta los dos años y poco, y coincidiendo con la masticación, empezó "a descomer". En cantidad y en variedad porque aunque había alimentos que le costaban, como la carne en trocitos, otras, como el arroz, la fruta, el pescado o la pasta, se las había comido hasta el momento estupendamente, y cuando ya empezó el colegio y los megavirus que pillaba la cosa empezó a ser preocupante. Cuando estaba enfermo de la garganta, subsistía a base de petits y de colacaos, en el mejor de los casos si no los vomitaba junto a un cúmulo de mocos.
Aunque los mocos no los hemos soltado ni en verano, ha empezado a comer fruta otra vez, milagro milagroso, y por fin! Come cantidades decentes de carne a trocitos que eso, es un logro. Supongo que está en un pico de crecimiento porque los pantalones de antes del verano le llegan por los tobillos...
Y luego están las rabietas. De repente, se puede empezar a razonar más con él, sobretodo cuando nos vamos del parque que como he comentado en otras entradas, es fuente de conflictos porque ya sé ya sé, ninguno encuentra la hora adecuada para marcharse.
Pero bueno, ya está Ángela para tomarle el relevo a su hermano y la verdad, las rabietas de Ángela son apoteósicas, cualquier día le estalla una vena del cuello de tanto gritar. Como me dice una amiga "Gabriel es un niño trampa", por lo buenazo y estupendo.
Que conste, que mi pequeña cotorra es estupenda también, sobretodo hoy que se me ha abrazado a la pierna y me ha soltado un "mami te tero" (mami te quiero, como su hermano me dice lo mismo con abrazo de oso). En fin, litros y litros de baba. 
Y que me desvío del tema, mi pequeñajo ha dejado el pañal nocturno por voluntad propia y exceptuando algún escape puntual, la cosa ha ido genial (y que curioso porque fue la semana que cumplió los cuatro).
¡Mi meoncete se hace mayor!

lunes, 10 de octubre de 2011

Tipos de padres I

Haciendo un análisis en el parque de las madres que pululan (de padres hay menos y tampoco se van a librar) me han salido estas categorías:
-La madre pachorrona o chochona: inmutable, esa que ya puede estar su hijo ahogando al tuyo y a la vez rematándole  con una pala que no se altera, no es capaz ni de decir cansinamente "Fulanito, deja de pegar a Menganito". Sus hijos suelen ser espécimenes violentos con tendencias posesivas con lo suyo y por supuesto, con lo de los demás...
-La madre/padre ausente: la primera suele estar dándole a la sin hueso con otras madres y se olvida que tiene hijos, ya se le pueden ir a la China que ni se entera. Como era de esperar tampoco se entera si su cachorro tiene complejo de Gladiador y le tira arena al tuyo en los ojos para luego hacerle un placaje digno de un jugador de rugby. La segunda variante, el padre, más que darle a la sin hueso está abstraído con las nuevas tecnologías, con el móvil, para que nos entendamos .
Conozco una variante de padre ausente de verdad, con dos gemelos de tres años  y otra niña de cinco, se subió a casa con la de cinco y se olvidó que tenía dos gemelos abajo. Los gemelos dieron una vuelta completa a la manzana y por suerte, no les dió por cruzar la calle... Juro que es verídico y lo viví en primera persona.
-La madre egoísta: y con razón, en esta me siento plenamente identificada porque ya no me corto un pelo cuando aparece un niño de padres ausentes o pachorrones y más mayor por lo general, que los tuyos, que reparte galletas a diestro y siniestro y se emperra en quitarle la bici a tu hijo que por lo general también, es el que siempre recibe. Un NO ES TUYO, suele ser suficiente. Mis hijos comparten sus juguetes con otros niños del parque si los padres están presentes en cuerpo y alma, sino, nanai.
-L@s jugueton@s: Son especímenes raros raros, que les gusta jugar con sus niños y con los de los demás (a mi no me gusta jugar con mis hijos, lo confieso, me parece un tostón y juego por dura y pura obligación), tienen la característica de aglutinar a un montón de niños a la vez y distraerlos, y además tienen paciencia de santo. Personalmente me hacen sentir culpable (mala madre soy que no me gusta jugar con mis hijos, por dios...) y también me hacen cuestionarme si en casa, con sus hijos, siguen siendo así.
-Repartidores de leña: Está muy claro, estos a la mínima de cambio cachete en el culo, luego se extrañan cuando sus hijos hacen exactamente lo mismo que ellos. Hay que ver est@ niñ@ que incorregible, siempre pegando-mordiendo-dando patadas...
-L@s comunistas: Se emperran erre que erre en que sus hijos menores de cuatro años compartan sus cosas con los demás (yo también he sido de estas hasta que aprendes) aunque la pobre criatura llore porque no quiere dejarle su cubo favorito del Pocoyó a esa niña que no conoce de nada.
Y ya continuaré en otra ocasión con este "estudio" antropológico que ahora me está entrando sueño y me voy a poner el modo "madre ausente" (es un decir).

sábado, 1 de octubre de 2011

Mi niña

Mi niña habla. Tiene 20 meses y parece que se haya tragado una abuela. Hemos adelantado la fase del ¿Por qué? Gracias a su hermano claro. Lo bueno es que lo pregunta en contexto. No sólo repite todo lo que le dices en plan loro, se está aprendiendo los nombres de l@s amig@s de su hermano, de los dibujos de la tele (el Poyó, el Cacú que es Calliou, y toda la parentela del Mickey) te pregunta "¿Que sesto?" señalando con su dedito. Estoy entusiasmada porque menos mi sobrina (mujer tenía que ser) que rajaba por los descosidos también cuando era un moco, mis sobrinos por parte de hermana y mi hijo, han sido de hablar tardío. Siempre me habían dado envidia estas criaturas precoces en lenguaje (porque a Ángela para caminar le ha pesado el culo como a su hermano), tan pequeñas y charlatanas. Son la mar de graciosos la verdad. Mi hija llama a su abuelo por el nombre "¿Paco? ¿Pacooooo??, ¿onde tás Paco?" se emperra gritando con teléfono de juguete o el mando a distancia en la oreja.
Ya me tocaba hablar de mi niña que está en pleno apogeo de monerías varias ( hay que ir con cautela no eclipse a su hermano que también está en la edad de las payasadas). Aunque tiene claro que de momento las muñecas no van mucho con ella (es más interesante darle de comer con una cuchara de juguete a la gata), le encantan los coches (si no puedes con ellos, únete a ellos) y se ha apropiado del rayo Mcqueen que le regaló mi amiga Sandra a su hermano para el cumpleaños.
Le encantan los zapatos, se pone los de toda la familia (con especial predilección los de su hermano), a la que te descuidas te has quedado sin zapatillas y desde que camina se pasea con esos andares de pingüino mareado con las bambas de Gabriel cuatro tallas más grande, riéndose con toda la cara. Porque ríe y llora a partes iguales echándole el mismo entusiasmo. Avisa cuando se ha hecho caca, todo un detalle lo cual me da que pensar que este invierno por mucho frío que haga, toca operación pañal.
Y da unos besos y unos achuchones que equivalen a diez sesiones de tratamientos de belleza.
Mi bebota se hace grande...

lunes, 26 de septiembre de 2011

Vamos a meter cucharada

No entiendo porque completos desconocidos, sobretodo mayores de cincuenta y cinco años, ven a un niño llorar y gritar de la mano de su madre, se creen con el derecho de opinar. Y cuando digo opinar digo opinar lo que sea.
Me explico. El parque es la principal fuente de conflictos para mi hijo. La hora de irse para ser concretos. Nunca encuentra el momento, que si "tres minutos mami", que si "un ratito" y así nos pueden dar las uvas. Hay momentos que soy como Rosa Jové y dejo que pasen no tres minutos sino media hora pero otros, a mediodía por ejemplo que vamos con el tiempo justo no transijo. La mayoría de veces a esas horas, no nos quedamos por ese motivo, porque acaba llorando y montando un circo, tirándose al suelo, gritando como si le fueran a matar etc etc.
Tampoco suelo castigarlo por eso pero hoy he sido más Supernany y le he dicho que se quedaría sin dibus (y sin dibus se ha quedado) durante todo el camino de vuelta a casa mientras tiraba de él como podía mientras él montaba la gran pataleta, suerte que Ángela estaba en casa con mi marido que hoy tenía fiesta.  Pués una señora, de unos sesenta años o más le ha dicho "mira que vendrá un guardia y te llevará". No hay cosa que me de más rabia que la gente amenace a los niños pequeños con la policía (o con el médico, hay que ser lerdo), sobretodo si los niños no son suyos. Sobretodo porque los niños se pierden (él mío estuvo perdido cerca de diez minutos que se dice pronto, este verano en el centro comercial y casi nos da un infarto a mi marido y a mi, y lo encontró el guardia jurado uniformado) y yo me harto de repetirle "si te pierdes buscas un policía". Le he contestado a la señora de las narices que a mi hijo no se lo va a llevar nadie y no he añadido que se la iban a llevar a ella y a un psiquiátrico porque tengo más respeto y educación que ella.
¿Por qué la gente mayor se cree con ese derecho? Porque una cosa es que mi suegro que tiene "tendencias" (sobretodo con Ángela cuando grita como una posesa "déjala llorar", pues a ver, la dejaré llorar si a mi me da la gana) opine sin que yo ni mi marido le preguntemos sobre la educación de nuestros hijos, al fin y al cabo es su abuelo, es mayor y se le disculpan muchas cosas. Pero ¿esta señora? ¿Me volveré igual cuando me haga vieja?
Cuando hemos llegado a casa y Gabriel se ha calmado le he hecho la reflexión que él no llora cuando se acaba la hora del patio y vuelve a la clase sin rechistar. A veces mi hijo es como el protagonista de "Memento" , mañana no se acordará de nada y me la volverá a liar a la hora de irse del parque. Y sin ver dibus se ha quedado, ya os contaré si mañana vuelve a pasar los mismo si el castigo ha funcionado...

lunes, 19 de septiembre de 2011

Vuelta al cole

El otro día tuvimos una reunión de padres por la vuelta al cole, temas material, excursiones, etc, etc.
Hay "normativa" nueva, no dejan llevar batidos, ni actimeles, ni yogures, ni zumos ni nada que se pueda derramar durante la hora del desayuno. Los principales motivos según las profesoras: no alimentan, tienen azúcares y como este año trabajan los alimentos y ellas les enseñan una alimentación sana (Diossss lo que daría por ver a sus hijos comer) pués hay que ser coherentes. Y que se los tiran por encima, claro, esa es la principal razón.
Tampoco se puede llevar bollería industrial, el año pasado ya lo comentaron. Fruta (que llega oxidada si la troceas en una fiambrera porque no van a pelar 27 peras si ese día las madres no ponemos de acuerdo, así que o ponemos fresas o plátanos que no las tengo todas conmigo tampoco si se lo van a pelar con esa obsesión de fomentar la autonomía del niño), bocata de pan normal o bimbo o galletas maría.
Ahora bien, la mañana anterior se nos pegaron las sábanas y yo tengo que levantar, vestir y desayunar a dos niños menores de 4 años... Pués con las prisas pasé de bocata y le eché una madalena en envase individual en la mochila y Gabriel me chivó que "Sandra me ha quitado la madalena y me ha dado galletas". Que la tal Sandra no es una compañera de clase, es la profesora de psicomotricidad. A cuadros me quedé y no entendí nada.
Hasta que fui a la reunión de padres y nos dijeron que NO dejaban traer bollería y que la cambiarían por galletas...
Pero vamos a ver...¿Estas buenas señoras (es que son todas mujeres salvo el de religión que es un hombre) se han leído los ingrendientes del pan bimbo? ¿No saben que las galletas maría llevan azúcares?
Ala, sin madalenas oye que no pasa nada.
Otra cosilla a comentar es que tampoco dejan envolver los bocatas con papel de aluminio porque están trabajando el reciclaje... Que para eso repartieron fundas de tela de la bimbo el curso anterior (que milagrosamente guardé y recordé dónde porque ya me veía comprando El periódico y envolviendo el bocata como en la época de Franco).
A menos este año hacen excursiones (el año pasado hubo boicot por parte del profesorado cuando Ensenyament denegó la jornada intensiva durante el mes de junio y dijeron que como no estaban obligados a hacer excursiones pués adiós muy buenas, y dicho por los profesores durante la reunión de principio de curso).
Por lo demás a principios de año estrenan cole y chulo que está quedando, además las aulas de párvulos estarán abajo con patio, entrada y lavabos independientes y no tendrán que subir escaleras.
En cuanto a mi niño ha llorado unos diítas pero hoy lunes no me ha dicho ni adiós!

domingo, 18 de septiembre de 2011

Inauguro blog

Pués me voy a publicitar a mi misma porque hoy he inaugurado nuevo blog: http://ladestripanovelas.blogspot.com/
Hacía mucho que me apetecía hacer un blog de libros y alguna vez he comentado alguno en este blog. Ahora me lo pienso tomar más en serio. Disfruto leyendo y también disfruto recomendando si me preguntan.
Espero que sea de vuestro agrado!

sábado, 10 de septiembre de 2011

Aromas

Estoy indignadísima, llevo un megacatarrón veraniego que no me deja vivir. Ayer le dije a la doctora "pero oiga, cuando fumaba a mi no me pasaban estas cosas". ¿Sería por el humo del tabaco que ahuyentaba a las personas y por efecto rebote, a los virus? Además mis hijos, por una vez, no han tenido la culpa (es que este año he tenido más faringitis que el resto de mi vida todas contagiadas por Gabriel), miedo me da la vuelta al cole.
 Lo que más me ha jodido, hablando claro, es que me he quedado sin sentido del olfato y del gusto que van en el mismo pack: intento tomármelo por el lado positivo, da igual que me coma una caja de donuts o un kilo de alfalfa, me saben absolutamente igual, así aprovecho para retomar la dieta dukan que la había dejado en suspenso por culpa del helado de chocolate del hacendado y pierdo dos kilitos que tenía pendientes.
Lo del olfato, pués en principio (es que llevo así como dos semanas que se dice pronto) hasta tenía su gracia. "Puff que peste que la niña se ha hecho caca", dice mi marido todo escandalizado, malascostumbrado a que la tonta de su mujer salga pitando a cambiarle el pañal.
"Anda pués ya que lo mencionas, cámbiala tú". Suerte también que la criatura a veces avisa, ¡¡mama caca!! y efectivamente, se ha hecho caca. Lo mismo para Gabriel porque mi niño aunque hace caca en el water tan ricamente, necesita público (bueno yo misma desde que tengo gatas mi intimidad finalizó, hay que ver el idilio que se traen los felinos con los cuartos de baño, si la Presley tiene gatos deben vivir en el paraíso...) y alguien que le limpie bien el culo porque cuando va al cole se nota que les fomentan la autonomía y se lo limpian ellos solos, pero es un decir esto de que se lo limpian: hay que ver como deja los gallumbos de rayo mcqueen, ahora sé porque el bólido de marras corre tanto, para no oler la mierda de mi hijo que será muy pequeñito pero cagar caga como un mayor. Si sumamos que matemáticamente le entran ganas cada vez que nos sentamos a la mesa a comer, es una gran ventaja el no tener olfato.
Unos días, se soporta. Pero me estoy hartando. Me he dado cuenta que el sentido del olfato tiene más importancia de la que le damos. De hecho dicen que la memoria olfativa es la más evocadora y la que más recuerdos desencadena... Hablo por mi: cuando me he despedí de mis padres y de mi hermano mayor los besé, los toqué y los olí, consciente que podría volver a verlos en fotos, a escucharles y verles también en vídeo pero nunca podría volver a tocarlos, abrazarlos y olerlos...
Somos mamíferos.
A Patrick Suskind el tema le dio para escribir El perfume, que genio de la evocación olorífera y que gran libro.
Pero lo que en realidad echo de menos es el aroma de mis hijos, enterrar mi nariz en el pelo o en el cuello y oler esa mezcla a colonia de niños, a canela, a sudor limpito, a mis nenes...
En fin, espero que los antibióticos hagan su efecto.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La misión

Es una elección difícil, no sé cual de las dos versiones me quedo, si con la de Sarah Brightman o la original de Ennio Morricone. No soy partidaria de las versiones pero es que Sarah Brightman es la reina de las versiones porque hasta las mejora...
En cuanto a Morricone sin palabras, es el Puccini de las bandas sonoras, capaz de poner los pelos como escarpias.



viernes, 2 de septiembre de 2011

Ni rabietas ni conflictos

Recomiendo un libro sobre la educación de los hijos "Ni rabietas ni conflictos" de Rosa Jove. No desvela trucos de magia ni mucho menos, es un libro que parte desde el sentido común y el respeto que es la manera en la que debemos tratar a los niños.
Ahora bien, debería ahondar en algunos puntos del libro, como por ejemplo el diálogo con los más pequeños. Me explico que es difícil. La receta es muy "sencilla", resuelve los conflictos con tu hijo como los resolverías con un adulto, mediante el diálogo y teniendo siempre en cuenta el famoso "dos no discuten si uno no quiere" pero poniéndote al nivel de un niño pongamos de cuatro años que es la edad del mío.
La teoría como siempre, parece la mar de fácil pero ¿y en la práctica? ¿Cómo se dialoga con un niño de cuatro años clavado en la tierra del parque, cual sombrilla playera, que se niega en redondo a volver a casa e implora una y otra vez "un ratito" cuando han pasado más de veinte minutos de "ratitos" y tu otra hija de 19 meses tiene tanta hambre que sería capaz de comerse tu brazo, te aulla en la oreja porque la tonta de su madre ha sido poco previsora y no ha cogido provisiones?
Gabriel está en la edad del por qué. Al principio, como madre inexperta y entusiasta caí en la trampa de la respuesta, le explicaba y le razonaba, pero al final, como la gran mayoría de padres, cansada ante semejante diálogo de besugos, sucumbí al "porque lo digo yo" o "porque sí". Tan recurrente ha sido el "porque sí" que mi pequeño loro Ángela se me anticipa para contestar a su hermano con un "poque chi".
Así que lo del  diálogo es una gran idea y animo a que la señora Jove escriba una segunda parte del libro para padres de niños hasta pongamos ¿seis años, siete? y nos explique en momentos de crisis, como hacer que un niño en plena rabieta te escuche.
Otro punto en el que hacer hincapié es la evitación, es decir, evitar situaciones donde se puedan desatar conflictos: ir a comprar al super por ejemplo. Es una gran idea, dado que esa es gran parte de fuente de nuestros conflictos familiares. A veces los dejamos con los abuelos pero otras es materialmente imposible dejarlos con nadie.
Otra fuente de conflictos es el parque (el momento de irnos), entonces, ¿no deberíamos ir al parque? Y puestos a evitar ¿tampoco deberíamos ir al cole si a mi hijo no se le antoja? (sé de madres que lo han hecho).
Me parece que la evitación tampoco es parte de la solución...
Y así a bote pronto me hizo mucha gracia la decoración, me explico: para evitar pasar todo el día diciendo "no, no, no, no" hay que adaptar la casa. Hasta ahí bien, la mayoría de padres tapamos enchufes, ponemos esquineros en las mesas, barras de seguridad etc etc. Pero ¿y el sofá? ¿Qué hago con el sofá? Porque Ángela se emperra una y otra vez en subirse, ponerse de pie y saltar peligrosamente hacia atrás. Y Gabriel se subió en un momento mientras pelaba patatas en la cocina, a la mesa del salón, teniendo en cuenta que le había costado una barbaridad y media caminar ese día no sabía si aplaudir o ponerme a gritar del susto...
Claro que si te gusta la decoración japonesa puedes prescindir incluso de muebles, aparadores, sillas, mesas y demás trastos, se forra el suelo de tatamis y todos tan contentos!
Aunque parezca que quiero dar otra impresión, recomiendo la lectura de este libro.

domingo, 24 de julio de 2011

(Saga Hielo y fuego 01) Juego de Tronos

Estoy enganchadísima a la serie de Juego de Tronos. No es la fantasía uno de mis géneros favoritos, por no decir que no lo es en absoluto de ahí que empezara primero con la serie y no con los libros. Pero había escuchado hablar muy bien de los libros (Saga Hielo y Fuego) y mi marido si que es un fanático de la trilogía del Señor de los Anillos y además es de la HBO que produce excelentes series, así que nos la descargamos.
Consta de diez capítulos y la segunda temporada se estrena el año que viene, y que pasa, pues que me quedé intrigadísima a ver que le pasaba a los Stark, sobretodo a sus dos hijas pequeñas...
Así que ataqué el primer libro de la saga.
Yo soy  partidaria de que los libros casi siempre son mejores que las películas (o las series) y aquí lo mantengo, la serie es muy fiel al libro, los actores interpretan muy bien a los personajes, el escenario,  los paisajes son una réplica casi exacta pero hay lagunas que en la serie se dejan ver sin que te hayas leído el libro pero como no quiero destripar el argumento mejor me callo.
Hay personajes que prometen llegar más allá de la pantalla por su gran personalidad como Tyrion Lannister "el Gnomo" encarnado por el actor Peter Dinklage, un House a lo fantástico-medieval.
Así que a quien no le guste leer que ataque a la serie y a los que no a por los libros.

jueves, 14 de julio de 2011

Para cagarse en Dios

Después de leer esto:
http://www.publico.es/espana/265783/el-estado-paga-la-mitad-de-la-visita-del-papa-en-2011
Me cuesta escribir una entrada respetuosa y en condiciones. Más sabiendo que la campaña a favor de los preservativos que se publicitaba en los autobuses de la ciudad de Madrid ha sido retirada...
Desde el nacimiento Ángela me he vuelto muy escéptica. Un 99% de mi sentido común me dice que cuando te mueres, esto se acaba. A pesar que mis hijos portan nombres muy "bíblicos" mis creencias religiosas nunca han sido firmes, la iglesia católica como institución hace mucho que me parece peor que la  mafia italiana.
Para resumir: me parece tan absurdo creer en un Dios creador como creer en los reyes magos.
No ha sido de sopetón, de hecho ha sido un proceso gradual.
No es por despecho que he dejado de "creer". Justamente por desesperación, cuando vi que tres de las personas más queridas para mi, desaparecían casi de la noche a la mañana necesitaba creer que había algo más allá de esta vida. Porque me resistía a dejarlos marchar.
La primera vez que me di cuenta de mi propia finitud fue al año de morir mi padre. Una noche, a punto de caer en el más profundo de los sueños me desperté con el corazón desbocado, con la certeza que un día  también moriría, dejaría de existir y todo sería como antes de nacer. Y tuve un ataque de ansiedad.
Y en vez de ir a misa los domingos me bajaba los programas de Milenio 3 de Iker Jimenez personaje del cual también se podría hablar largo y tendido... A cada cual le da por lo que le da para afrontar una tragedia.
Luego nacieron mis hijos y han aportado tal felicidad en mi vida que no necesito creer en otra.
Por supuesto, cada uno es muy libre de creer en lo que le de la gana, en ovnis, en espíritus, gastarse un dineral en curanderos charlatanes o apuntarse a un curso de meditación trascendental.
Pero por qué tenemos que pagar de nuestro bolsillo a un tío con cara de Hannibal Lecter que han nombrado representante de Dios en la tierra. Si dijera un tío que es el manager de Elvis ¿también le pagarían?

lunes, 27 de junio de 2011

Musica maestro

El año que viene han cogido a Gabriel en la escuela municipal de música. No es que hubiera que hacer nada especial, había plazas y punto, yo que pensaba que se iba a llenar más y hasta me han dado el centro que más cerca estaba de casa. Es una hora por semana y creo que le va a gustar, porque Gabriel es muy melómano y aunque a veces cuando canta suelta unos gallos que ni los de los gallineros matutinos, se queda muy rápido con las melodías (que no con la letra, que hace interpretación "libre" como la que hacía mi madre y si hay que cantar en inglés, pués se canta), alucinadito perdido con la película de Fantasía 2000 sobretodo la de Rapsodhy in Blue que la empezó a tararear al segundo visionado. Ni que decir que estoy de los Little Einsteins hasta la coronilla...
No tengo ni idea si le servirán de algo los estudios musicales, sólo espero que le gusten, que los disfrute aunque sea para él mísmo, tampoco espero que sea un Mozart ni tan siquiera pueda ganarse la vida con ello aunque nunca se sabe, y nada, que si es más duro de oreja de lo creemos, a otra cosa mariposa.
Y el otro día vio el principio de la peli Odisea del espacio y ya se nos quedó con la musiquilla de Richard Strauss para los restos, como por youtube no me deja compartir el enlace de la peli tengo que poner este:

domingo, 26 de junio de 2011

Dieta Dukan

Nunca he hecho dieta. Hasta los 16 años fui de complexión "fuerte", cosas de la vida mi glándula tiroides se disparó y perdí veinte kilos en seis meses sin hacer nada y casi sin darme cuenta. A partir de ahí siempre he comido lo que me ha dado la gana. También el hecho de fumar contribuía para matar la ansiedad.
Durante el embarazo de Ángela engordé los kilos de rigor, unos doce aproximadamente de los cuales perdí diez casi nada más parir y otro más por gentileza de una gastroenteritis que me llevé a mi casa en el post parto.
Y más o menos me he ido manteniendo en un peso correcto durante un año. Pero en estos últimos seis meses, entre unas cosas y otras, que si la panificadora... Porque lo ricos que salen los bizcochitos en la panificadora, y los brioches tan estupendos que puedes hornear, porque panes he hecho pocos, pero bizcochos a punta pala, y una entre comidas, no picotea una pieza de fruta o algo sano, no, picotea el bizcocho, no se vaya a poner duro. Todo esto sumado a tres meses de anticonceptivos han acabado de rematar mis diez kilos de más.
¿Y cuando se da cuenta una de que se le ha puesto cara de bizcocho? Cuando llega el verano y hay que ir ligerita de ropa, porque en invierno, los jerseis tapan ese michelinorro, porque se me concentra todo en el mismo sitio, en la barriga, no se podrían repartir mejor los puñeteros kilos, en las tetas por ejemplo o en el culo y en las piernas, pues no, se me ha quedado menos por lo de las tetas, la figura de Rocío Jurado.
Vamos que parezco un armario empotrado.
Así que me hermana me habló de la dieta Dukan, una dieta que se ha hecho famosa porque al parecer, funciona. En mi hermana ha funcionado porque hasta hace un año ella era la entradita en carnes y hemos cambiado los papeles. Mi hermana desde que tuvo a sus hijos siempre ha estado "a dieta" sin resultado ninguno salvo pasar un hambre canina.
No tengo espíritu de sacrificio la verdad, el único sacrificio que he hecho ha sido dejar de fumar y a fecha de hoy no he vuelto a recaer (dos años yupi!!).
Pero dejar de comer... Bufff, con dos niños tan pequeños que consumen toda mi energía (bueno, va a ser que toda no, porque sino, no pesaría de más), pues no me planteaba ponerme a dieta.
Así que con la operación bikini y que tengo una boda en dos meses me dije, pués al menos ocho kilitos, hay que perder.
La dieta Dukan tiene muchos adeptos y muchos detractores. Dicen que jode el hígado porque es hiperproteica y blablablabla (y se come mucha verdura en la segunda fase), que tiene efecto rebote (y las otras dietas ¿no tienen efecto rebote?) y tal y pascual. Diré que hay que leerse el libro, que para dietas de más de veinte kilos hay que tener supervisión médica y hay que hacer todos los pasos para no recuperar los kilos perdidos (mi hermana la hizo hace un año y no ha recuperado un gramo).
En una semana llevo perdidos un kilo cien gramos, no paso hambre aunque echo de menos el pan y me salen las barritas de surimi y los yogures 0% por las orejas. He encontrado diversos blogs para cocinar  más sanos y hacer unos postres estupendos bajos en calorías y grasas innecesarias.
Ya iré contando si me quedo como un figurín.

miércoles, 22 de junio de 2011

Fin de curso

Se ha acabo el cole. Hasta dentro de tres meses claro. La verdad me ha dado penita que haya acabado el curso, mi niño el año que viene hará P4 (ya veis, que mayor!) ha sido un año de "transición" ha dejado atrás totalmente la etapa de bebé. Mirando las fotos del cole las mamás comentábamos lo mucho que han cambiado todos, lo "mayores" que están ¡Gabriel ya es todo un niño! Estoy contenta porque se ha desapegado muy bien de mi, se ha adaptado a la escuela a las mil maravillas y ha hecho un montón de amigos. Adora a sus profesoras y sus profesoras a él, o al menos así me lo han hecho saber, que es un niño adorable. Que voy a decir yo, que soy su madre... Porque si algo es mi hijo, no sé de quien lo habrá heredado, es social. Tiene la capacidad de meterse a los adultos en el bolsillo en dos segundos, se planta delante  de ellos con una sonrisa de oreja a oreja, les cuenta cualquier milonga y los mira con esos ojos grandes como soles y caen rendidos a sus pies.
Le he explicado que durante muchos muchos días no va a ver a su querida Emma, su profesora, que no habrá cole y me ha respondido todo indignado  pero a mi me guta ir al cole!
Quien me lo iba a decir hasta pasadas las Navidades cuando cada mañana al dejarlo en la fila lloraba como un madaleno...

domingo, 19 de junio de 2011

Caminar o no caminar...

El martes mi niña cumple 17 meses y seguimos sin caminar. Mis hijos son unos rompespaldas de mucho cuidado. De caminar tardío vamos. Gatea como un bólido y está a puntito a puntito de soltarse.  Caminará espero, con 18 meses la edad límite de la preocupación médica y materna.
Como ya lo pasé con Gabriel estoy la mar de pancha con ella, un poco harta, eso sí, de frotar las rodilleras de los pantalones, ni plantearme casi nunca de ponerle un vestido, y de limitarle algunos accesos porque en el parque la dejo a sus anchas que se reboce cual croqueta, pero en una sala de espera o en una cafetería ni se me pasa por la cabeza. Así que muchas mañanas que quedo a hacer un café con mi hermana, nos lo tragamos casi con un embudo. La tía se nos pone histérica aunque lleve encima una provisión de palitos de pan que engulle cual termita famélica.
Eso sí, hablar empieza a hablar por los descosidos, que para eso hace honor al género femenino, el otro día sin ir más lejos, a falta de tecnología más avanzada, mantuvo una conversación con su abuela a través del zapato que se quitó en la cola del supermercado, que más quisiera Mortadelo. Eso sí, igual su abuela la hubiera entendido porque lo que es yo sólo capté "hola , adió y amo al paque". La cajera del super aún sigue muerta de risa.

jueves, 9 de junio de 2011

Quien no se conforma es porque no quiere.

Debe ser una putada ser la Duquesa de Alba y tener que morirse. Esta señora, que tiene dinero para vivir muchas vidas de manera cómoda (por no decir opulenta), a menos que sea inmortal, se tiene que morir, que dios le conserve la salud muchos años más, que no le deseo ningún mal pobre mujer.
No es que al resto de la humilde humanidad nos de igual morirnos. Particularmente no me da igual, no es un hecho que me deje indiferente, ahora mismo sería una putada, sobretodo para mis hijos, tan pequeñitos. Pero es una realidad, un día te mueres, hay que asumirlo. Pero vivir cansa. Bueno más que vivir, trabajar, madrugar, cobrar un sueldo de esclavo. Ser maruja también, que aunque ahora tenga el privilegio de estar en mi casa, criar a mis hijos y que no lo hagan otros (para nosotros, como unidad familiar, padre, madre, sobre todo hijos, es un privilegio, porque como la madre de una, que se quiten sucedáneos), es un latazo hacer las labores del hogar, porque si pudiera pagar a alguien que cada día me limpiase y cocinase, le iban a dar por culo, hablando llanamente, a las ingratas labores del hogar, cada día lo mismo, limpiar y limpiar y se vuelve a ensuciar.
Volviendo al tema del cansancio vital, si cumples los 67 años y te jubilas, fijo que sigues trabajando, si con un sueldo normal no te llega para una asistenta, con la paga de la jubilación, no te llega ni para el Fairy, a fregar platos con las marcas blancas, a ser posible del super de Día, que son más baratas. Existe el síndrome de la abuela estresada, todo el día parribapabajo con los nietos.
Hace poco leí un libro que se titulaba Diario de una buena vecina, de Doris Lessing, que refleja a la perfección el drama de la vejez, la miseria y la soledad.
Y no sé porque el otro día, hablando de la crisis, de lo mal que está este país que no cuida a nuestros mayores, ni a las personas discapacitadas, ni a cualquiera que se sale de la mediocridad (para bien y para mal) inclusive los niños, lo cutre y obsoleto que se ha quedado el sistema educativo, salió a relucir la duquesa de Alba, que se iba a morir como el resto de los mortales, con o sin su novio, a pesar de estar podrida de dinero. Y por supuesto, salió también a relucir cómo puede llevar semejantes pelos con semejante fortuna, conozco a jubiladas con una pensión de risa, impecablemente peinadas.
En fin, no es un consuelo pero...

jueves, 19 de mayo de 2011

Y sin pisar la playa

Dicen que tener hijos rejuvenece (si los kilos de más rejuvenecen, en mi caso, será que sí), pero lo que no sabía es que los hijos broncean. Nada de cabinas de rayos uva ni de largas jornadas de playa, ve a buscar a tu hijo a las doce del mediodía al cole, quédate en el parque de delante donde sólo hay dos árboles desperejilados, camina bajo un sol de justicia hacia casa, recorre el mismo camino a la inversa a las tres menos diez, quédate un rato más en el parque a las cinco de la tarde y luciras un moreno paleta divino de la muerte totalmente gratuíto y sin esfuerzo, con marca del asa de la bandolera del bolso a la altura de la teta izquierda (tenía asumida las marcas de los tirantes de las camisetas pero me olvidé del maldito bolso del que cualquier día saco a la mismísima Mary Poppins) incluída.
Mis niños andan igual (bueno mejor porque a ellos todo les sienta bien), parecen un par de albaricoques, con esas caritas redonditas y tostaditas. Por supuesto, factor de protección 50 y gorra, no se me vayan a chamuscar.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Carmina Burana

Leyéndome no recuerdo que libro se hacía mención a que Carl Off, compositor de Carmina Burana estaba fuertemente ligado al nazismo. Una pena pero no por eso voy a  escuchar el O fortuna con otras orejas. También me parecía recordar que se utilizó este aria en la película Excalibur y ciertamente, seré castigada en un futuro no muy lejano con el mal de Alzheimer pero de momento mi memoria no me traiciona. Más famosa que la coca-cola ahí va el O fortuna.

viernes, 29 de abril de 2011

El informe Brodeck

Me falta poquito para acabar el libro El informe Brodeck, de Philippe Claudel. Me ha dejado absolutamente enganchada. Anteriormente ya me había leído Almas grises que se me hizo un poco pesado pero el estilo del autor me pareció muy particular.
No sé en que género clasificarla, si en el de suspense o en el drama, dura de leer.
Os dejo una cita:
Pensé que si Dios existía aún, era un curioso personaje que eligía
dejar que vivieran con toda tranquilidad  algunos árboles durante siglos
mientras que convertía la vida de los hombres tan breve y tan
dura.'(pág.112)

martes, 19 de abril de 2011

Dejarse la piel

Conversando la otra tarde en el parque con otras mamis, una comentaba lo mucho que le costó quedarse embarazada de su segunda hija. Decía que no quería, un niño artificial. Me sonó a ciencia ficción, a la peli de Spielbierg Inteligencia Artificial. Que no se me mal interprete, no me molestaron en absoluto sus palabras, ella sabe que mi hijo fue concebido por fecundación in vitro, no es una cosa que oculte, al contrario, es un hecho que me llena de orgullo, del cual presumo. Si por algo he luchado en esta vida, ha sido por ser madre.
Desde que tengo uso de razón lo tenía clarísimo. Siempre pedía para Reyes muñecas bebé tipo nenuco y durante años le di el tostón a mi madre para que me trajera un hermanito. La pobre se moría de risa y me contestaba que sólo le faltaba eso (teniendo en cuenta que me tuvo de rebote con 41 años como para tener otro).
Más o menos al año de casados nos compramos un coche financiado a cuatro años, más grande para aumentar la familia. Era agosto y nos fuimos a Asturias una semana, que optimistas cuando hablábamos que quizás, a la vuelta, nos traeríamos un buen recuerdo del viaje.
Para cuando me quedé embarazada, el coche estaba más que pagado.
Llevábamos poco más de un año buscando tener hijos cuando los médicos nos insinuaron que para lograr un embarazo íbamos a necesitar dios y ayuda, sobretodo lo segundo y de la ciencia.
Reboviné la película un año  antes en el trabajo y sin saber la que se me avecinaba, comentando con una compañera de los tratamientos de fertilidad, de lo que jamás haría para tener un hijo. Esta vez más que beberme dos tazas de caldo, me bebí los ocho litros de la olla express.
Hay que ver, te pasas casi toda la juventud escuchando de labios de tu madre ten cuidado no te quedes embarazada y piensas con ironía si la mente es tan poderosa que te ha dejado estéril.
Por mi mente desfilaron las comedias sobre parejas que quieren tener un hijo y se someten a un viacrucis de tratamientos de fertilidad, pero cuando lo vives desde dentro vives una tragedia, pocas risas y muchas lágrimas. Lo peor no es la parte física del asunto. Me considero afortunada, no me dan grima las agujas ni que me pinchen ni que me extraigan y menos mal porque me iba a tocar clavarme más agujas en la barriga que el tío de Hellraiser en la cara.
Lo peor es la parte emocional, la espera. Esos doce días hasta la prueba de embarazo, escuchando a tu cuerpo esperando una señal, un vómito, una náusea. Cualquier cosa. Porque el impacto psicológico de un tratamiento de fertilidad fallido en una pareja es el mismo que el de un aborto.
Si echo la vista atrás, desde la distancia curativa del tiempo, me da la sensación que lo ha vivido otra persona. Aún recuerdo la cara de estupefacción del bibliotecario del barrio cuando le pregunté por dos libros: No puedo tener hijos y otro de ayuda al duelo cuyo título no recuerdo, porque así de cruel es la vida, casi al mismo tiempo que me enteraba que igual no podía ser madre, había dejado de ser hija.
La verdad es que lo probamos todo, lo natural: el aceite de onagra, la maca andina, el hacer el pino después de, la vitamina E y todo el abecedario vitamínico.
También probamos lo divino, tras sufrir un aborto recorrimos el norte en coche y acabamos en Santiago de Compostela, por probar, que no quedase.
Finalmente lo científico. Tres inseminaciones fallidas, dos invitro, otro aborto, otra in vitro y llegó Gabriel, en el peor ciclo, después de hormonarme como si fuera a hacer un cambio de sexo, sólo quedaron dos embriones que me fueron transferidos  dos embrioncitos bonitos y agradecidos me dijo la bióloga el día de la tranferencia mientras yo esperaba, espatarrada en la camilla y mirando el fluorescente, con bastante poca fe a esas alturas del guión que aquel par de conglomerado de células  más pequeños que una lenteja pardina, arraigaran en mi útero.
El dios hacedor de tal milagro el doctor Albert Cabero y su equipo de la clínica Quirón Barcelona.
Y puede decir la iglesia, misa, nunca mejor dicho, que mi hijo no es un milagro, de la ciencia, pero un milagro.
Que por cierto, no está bautizado ni lo estará a menos que él se decida a ello.
No le solté esta parrafada a la pobre madre que me había hecho el comentario del niño artificial, sólo le dije que por un hijo, al cual ni conoces, eres capaz de dejarte la piel.

lunes, 11 de abril de 2011

Adiós a la pedagogía.

Ya lo comentaba en el FB, me he quedado afónica, casi no tengo voz, sueno entre Colombo y El padrino .  Y sí. Seguro que mi marido y mis hijos agradecen este paréntesis de silencio.
Como no hay mal que por bien no venga estoy rescatando técnicas de educación y crianza menos "respetuosas" . Actuo más y hablo menos.
Le pegas a tu hermana pués fuera dibujos. He apagado la tele y me he quedado tan ancha. Generalmente aviso a Gabriel como cinco o seis veces, le invito a la reflexión, le explico que no puede pegarle a su hermana, o darle patadas, o quitarle sistemáticamente todos los juguetes. Y no sirve de nada, a los cinco minutos hace un reset, le vuelve a cascar y yo acabo gritando (y afónica).
Hoy sólo llevamos un aviso, he pasado de echarle todo el sermón. Probablemente esté aprendiendo que o se le pega a la hermana no por empatía, sino porque si le pega, se acaban los privilegios y, sinceramente, me importa un pepino porque ya van tres veces que Ángela aterriza de cabeza porque su hermano la empuja justo cuando consigue ponerse de pie agarrándose al sofá.
Sin menospreciar a Carlos González, me parece fantástico que los niños esquimales no coman fruta y crezcan tan sanotes , pero con la comida también me estoy volviendo tajante, si no te comes el plátano, no hay parque.
Soy una bruja, que le voy a hacer.

viernes, 8 de abril de 2011

Nostalgia

Esta tarde he ido al ginecólogo. Es el mismo ginecólogo que trajo a Gabriel al mundo (y no a Ángela por problemas de mutuas que ahora mismo no viene al caso). Y en estos casos una vuelve al profesional que más confianza le da.
Y me ha entrado una inmensa nostalgia y eso que sólo he visto una barriga de embarazada...
No quiero tener más hijos. A veces digo en broma que si me tocara la lotería y pudiera contratar a una persona que hiciera las tareas de la casa y las barrigas de los embarazos (con patadas incluidas) pudieran ser de quita y pon igual me lo planteaba. Pero tener un hijo todos sabemos que es más que eso. Los bebés crecen, y muy rápido, lo fácil de hecho, es gestarlos, parirlos y criarlos, luego llega la educación, eso si es difícil.
Llevo unos días soñando que estoy embarazadísima y mi bebé se muere. Era un sueño recurrente en ambos embarazos, de repente me despertada angustiadísima y me tocaba la barriga que seguía en su sitio.
Lo achaco a que estoy asumiendo que ya no va a haber más bebés en mi vida, más pataditas en mi útero (el otro día tenía un tic muscular y casi me emociono) y que quizás, mi vida fértil se esté terminando...
Me hago mayor. Una de las razones por las cuales me decían que no me quedaba embarazada de Gabriel era porque quizás, estaba en los inicios de una menopausia precoz. Los análisis hormonales en aquella época, al parecer, no me salían muy favorables y las altas dosis que me daban para fabricar óvulos en las in vitro eran elevadísimas, y los resultados, ridículos.
Ahora me encuentro con que se me solapan las reglas, empalmo unas con otras, así que este es mi segundo mes con anticonceptivos, manda huevos después de todo el esfuerzo para tener hijos, me vea obligada a tomar una medicación, precisamente para no tenerlos. Así que si en unos meses al retirarlas las cosas no mejoran, me harán análisis, para saber si mi querida amiga la de rojo, está dando sus últimos coletazos...
Premenopáusica con sólo 38 años, me dan ganas de llorar...
Pues he salido de la clínica con la moral tirando para abajo y como me apetecía pasear sin niños me he ido dos bocas de metro más para abajo, donde he tenido que pasar forzosamente también, por la clínica donde nació Ángela. Que alegría...
Es que no es lo mismo no querer tener hijos, que no poder tenerlos.

sábado, 19 de marzo de 2011

Desechable

La otra noche, mi marido y yo tuvimos una conversación "trascendental" que acabó siendo escatológica.
Todo fue porque mirando -él- un partido de fútbol y yo levantando la vista de mi e-book para descansarla un rato, vimos a un tío con cara de nearthental  entre el público sonándose los mocos con un pañuelo de tela.
¡Que gran invento los kleenex! dijimos al unísono. Que asco eso de llevar los mocos en un trozo de tela, que poco higiénico. Es como si después de limpiarte el culo te guardases el trapo en un bolsillo remató mi marido tan descriptivo como siempre.
Y ahí empezamos a divagar. Imáginate como olería en la edad media, o no hace falta irse tan lejos, hace un siglo más o menos, cuando esto de bañarse era un acontecimiento festivo. O tampoco hace falta viajar  en el tiempo, con que viajemos en avión unos cuantos miles de km llegamos a países donde dicen que huele a humanidad.
Aunque si coges el metro a determinadas horas siempre hay algun@ que tiene alergia al agua y huele peor que los tigres del zoo.
Y luego está los grandes inventos desechables de la historia: los kleenex, los pañales de celulosa, las compresas con alas, los tampax... Que serán muy poco ecológicos pero que quereis que os diga, no imagino tener que lavar pañales, si me hubiera tocado ejercer de madre hace cincuenta años y sin lavadora, directamente, me hubiera metido a monja. Con las compresas no me hubiera quedado otro remedio, eso o una histerectomía radical.
Hay que ver, donde quedó el romanticismo...

domingo, 13 de febrero de 2011

Mi yo masculino

El otro día pensé como un hombre. Para ser exacta pensé como mi marido, que no se me ofenda el género masculino por aquello de todos los hombres son iguales.
Harta de buscar por toda la casa bajé al parquing en busca de los zapatos de mi hija a ver si como otras tantas veces se habían quedado en el coche. Miré en el suelo, abrí el maletero y que va, no estaban. Sin embargo sí que había una caja de leche del mercadona que no habíamos subido el día anterior porque nos faltaban manos. Y ahí mi cerebro pensó como en el de un tío. Cerré el maletero y me subí para casa.
Y me quedé tan ancha.
Luego en el ascensor, como si hubiera salido de una sesión de hipnosis, volví a ser yo y pensé "ahiva que leches no haber cogido la caja de leche" (nunca mejor dicho). Por supuesto, forcé a mi cerebro a seguir siendo masculino un ratito más porque no iba a bajar otra vez.
Pensé en la excusa que iba a ponerle a mi marido no caí, no se me ocurrió, no pensé... Lo mismo que me dice él cuando le digo que la taza del desayuno no tiene vida propia como la de la Bella y la Bestia y no se va sola al lavaplatos. Pero que va, no pensó ni él que tiene memoria de pez, no recordaba que había una caja de leche del mercadona en el maletero.
Los zapatos de Ángela aparecieron porque aunque soy desordenada y desorganizada a más no poder presumo de gran memoria y al final recordé que los había guardado en mi superbolso harta de que la moza se los quitase cada dos por tres.

sábado, 5 de febrero de 2011

Mr Nobody

El otro día vi una película que me gustó muchísimo. En castellano se llama "Diferentes vidas de Mr. Nobody". Si os gustan las pelis "convencionales" olvidaros de esta, pero si os pica la curiosidad animaros a verla porque es un guión la mar de original, una película muy visual y muy "auditiva", la BSO es preciosa, participan compositores de la talla de Hans Zimmer y de Eric Satie y he descubierto otro compositor: Pierre Van Dormael (hermano del director de la peli,Jaco Van Dormael, no es por enchufismo, el compositor y su guitarra lo merecen).
Os cuelgo el trailer subtitulado porque el doblado al castellano no me ha gustando nada.
Ah y si vais faltos de sueño mirarla en dos partes porque es larga.
P.D: por cierto Carol me he acordado de lo mucho que te gustaba Jared Leto.


miércoles, 2 de febrero de 2011

El yerno ideal

Hoy me comentaba una mami que ayer tuvo una reunión con la profesora de nuestros hijos. Su niña, llamémosla Ana, ha llevado fatal la vuelta al cole después de las vacaciones de navidad. Voy a transcribir lo que la profesora le ha contado sobre Ana y Gabriel a la mamá de Ana que me lo ha contado muerta de risa.
Ana(llorando): quiero a mi mamá.
Gabriel (llorando también y abrazándola): no llolle (me imagino este llolle con lengua de trapo, una lástima que te los envíen al logopeda a la mínima de cambio) la mama vendrá enseguida que está comprando.
No sabía que mi niño tenía tanta empatía porque cuando la que llora es su hermana le pega un berrido tipo ¡NO LLOLLE ANGELÁ! (porque Ángela no se llama Ángela sino Angelá) y que el pobre tampoco llevaba muy bien esto de la vuelta al cole. Y que Ana es muy guapa y tiene unos rizos monísimos y prepara unas pizzas imaginarias muy ricas.
El caso es que a mi, se me ha caído la baba.

viernes, 21 de enero de 2011

¡Felicidades princesa!

Hoy hace un año que mi niña vino al mundo, la hija de mis sueños que siempre se escapaba, más guapa, al igual que su hermano, de lo que jamás imaginé.
Recuerdo ese día al detalle: que vi amanecer en el coche, que el día se levantó frío y soleado como hoy, y que fue un parto rápido -que la epidural no hizo efecto y me debieron escuchar hasta en Japón-. A las once de la mañana nacía mi princesa. No rompió a llorar hasta que me la pusieron sobre mi pecho, tres kilos seiscientos, blanca, redonda y perfecta. Un amor a primera vista.
Y hoy mi cielo, mi princesa risueña de ojos avellana cumple un añito. A ver si sopla la vela sin levantarse el flequillo.
¡Felicidades Ángela! ¡Eres la niña de nuestros ojos!

jueves, 20 de enero de 2011

Cuestión de gafas

Tengo que hacerme unas gafas nuevas. Es una de estas cosas que suelo retrasar, primero porque he perdido vista, seguro, cualquier día mirando el precio del pollo me meto dentro de la bandeja.  La segunda razón es que a mi unas gafas me cuestan un ovario y parte del otro. Se me disparan a los 600€, no por la montura, sino por los cristales. Dada mi elevadísima miopía son cristales reducidos antireflectantes y antinosequémilongas más, al final por eso, el resultado una mierda.
Odio ser miope, odio llevar gafas. Llevé lentillas desde los trece hasta los veintitrés años, hasta que mis ojos dijeron, basta. Me costó un disgusto y media depresión, yo que llevaba lentillas de la mañana a la noche, fue un palo. Al cabo de unos años conseguí llevar lentes de contacto desechables, de pascuas a ramos, y muy pocas horas. Del día de mi boda recuerdo el dolor de pies por los tacones y dolor de ojos por llevar las lentillas tantas horas. Pero ya lo dije, ese día o me pongo lentillas o corto la tarta nupcial con un telescopio.
Soy presumida, no puedo evitarlo, tengo dos "yos", el yo que se maquilla cuando se pone lentes de contacto y el yo de batalla que no le pega esto de pintarse con las gafas, dejando al margen las dificultades de pintarse un ojo sin gafas ni lentillas cuando no ves tres en un burro, un día casi me clavo el lápiz.
También me dicen que me opere, asunto arreglado.
Pués no es tan fácil. Primero porque sospechosamente la mayoría de oftanmólogos que operan la vista llevan gafas -por algo será- segundo porque sé de amigos que no han quedado tan bien y tercero, dada mi elevada miopía otra vez, a mi no me sirve el lasik, me tienen que poner una lentilla intraocular como a los que tienen cataratas y como que las cataratas van en el mismo "pack" que la miopía magna me han recomendado que me espere unos añitos y mato dos pájaros de un tiro.
Y luego está el miedo. Porque con gafas leo, tengo una visión normal (eso sí, quítame las gafas y déjame en mitad de la plaza Catalunya y me dejas vendida), y sin poder leer no soy persona.
Así que la semana que viene, sin falta, iré a vaciarme el bolsillo a la óptica y a que me de una depresión.

jueves, 13 de enero de 2011

La casa del propósito especial

Pués me acabé el libro hace poquito, recomendado por mi amiga Inma no he podido resistir el comentarlo porque es un libro realmente precioso. Es una historia conmovedora, que te engancha desde el principio. El autor, John Boyne, es el mismo del El niño del pijama de rayas, particularmente me ha gustado más este, mucho más maduro, más elaborado y profundo.
Quien se anime a leerlo, que lo disfrute.

lunes, 3 de enero de 2011

Ya vienen los Reyes

Este año pedimos los juguetes a Papá Noel y para Reyes los pide la familia, que somos tantos que luego les salen los juguetes por las orejas.
Aunque una de las cosas más terribles de esas dos mañanas es sacar los juguetes de las cajas sin morir en el intento. Ni en Guantánamo los sujetan tanto.
No creo que los fabricantes de juguetes se han tomado al pie de la letra Toy Story y para no tener "fugas" los aten bien a la caja, no vayan a tener pérdidas económicas. Lo hacen ,supongo, para que o bien lo desembales el día anterior y si luego al niño no le gusta te lo comas con patatas y no lo puedas devolver (el juguete se entiende, no el niño).
Hay que sacar uno por uno los alambres y en nuestro caso ponerlos al instante dentro de una bolsa, junto con los remaches de plástico fuera del alcance de los niños (que curioso porque para niños son) y fuera del alcance de las mininas de la casa que les pirran los alambres.
No recuerdo estas historias cuando yo era pequeña, lo fácil que era sacar la muñeca de la caja, con el trozo de plástico rodeándole el pelo como una cinta hippie, ese olor a nuevo que desprendían (la de mi hija, que le hemos pedido una este año, no huele a nada), ni que mi hermano tuviera que ir a por un destornillador para sacar un coche del embalaje o peor aún, por unos alicates, que conste, que nos ha pasado.
El año que viene habrá que pedir un Manny Manitas incorporado.

sábado, 1 de enero de 2011

Primer día del año

Tal día como hoy hace un año estaba en urgencias con falsa alarma de parto. La nochevieja la pasé en casa de mi cuñada en zapatillas de estar por casa porque tenía las piernas tan hinchadas que no me cabía ningún calzado.
Ayer por eso, no acabé el año mucho mejor. Por la tarde en urgencias con Ángela que hace picos de fiebre y se puso en un periquete a 39º. Baño templado, apirofeno y pitando para el hospital de nens. Resfriado vías altas y los oídos inflamados, al menos no tiene bronquitis porque su hermano ha estado toda esta semana con antibiótico por culpa del mismo "bicho".
Aún así nos dio tiempo a emperifollarnos un poco y cenar en casa de mi cuñada, esta vez con botas de tacón y sin bombo de nueve meses. Hasta me zampé las doce uvas sin atragantarme. El año pasado pedí un parto rápido y que mi niña estuviera sana. Deseo concedido.
Este año no he pedido nada, tengo lo que deseaba.
Esta mañana vomitona de mocos de Ángela con el biberón de la mañana encima de las zapatillas de rayo macqueen de Gabriel. Mi marido un resacón del quince, con dos copas de cava el pobre se pone cabezón, la edad que se le va a hacer. Y ala, voy a darle la cena a Gabri antes que se quede sopas en el sofá.
Feliz 2011!