martes, 1 de noviembre de 2011

Sin comentarios.

Me estoy volviendo paranoica. Ahora entiendo cuando mi madre veía el peligro acechando por todas partes. Cuando salía de noche me decía "si ya sé que tu eres responsable, son los demás los que me dan miedo". Por respuesta yo daba un bufido. Hay que ver que manías tienen "los mayores".
Ya casi no me atrevo a mirar las noticias. Que poca humanidad queda en este mundo, mi hermana me relataba hace unas semanas impresionada, las crueles imágenes de la niña china dos veces atropellada y tirada en la calle durante no se cuanto rato. He podido no verlas, es decir, antes por lo menos  avisaban que podían herir la sensibilidad, ahora te lo echan todo de sopetón. El otro día en el programa de Alfonso Arus que emite en Barcelona TV estuve casi a punto de verlas porque las emitieron como si tal cosa en horario escolar (a medio día) y como iba sobre aviso cambié de canal.
Luego los dos niños desaparecidos en Córdoba, en cuyo paradero y en cuyo "presunto" secuestrador no quiero ni pensar...
Hasta hace relativamente poco en el parque, me relajaba un poco con respecto a Gabriel, con dos niños a quien vigilar a veces te han falta ojos y si alguna vez desaparecía de mi radio de visión lo buscaba presuponiendo (como suele suceder) que estaba detrás del tobogán o debajo de cualquier sitio escondido jugando con sus amigos. Ahora no puedo, lo tengo que tener controlado cada minuto, me da pánico perderlo de vista.  Con Ángela lo que sucede es que voy detrás de ella intentando que no se me escogorcie por los columpios.
Este verano se nos perdió durante unos eternos cinco o diez minutos en el centro comercial, no lo sé con exactitud pero se nos hicieron eternos. Caminaba detrás de nosotros y era mediodía, el pasillo estaba prácticamente desierto y se quedó parado mirando un panel de anuncios con forma de móvil, lo llamé dos veces mientras yo seguía caminando y mi marido empujaba el carrito de Ángela. Me giré y le dije "pués ahí te quedas" confiando en que nos siguiera. Y no nos siguió, a la que me volví a girar en cuestión de dos segundos, ya no estaba. Fui corriendo creyendo que estaba detrás del teléfono pero había desaparecido. La verdad, en ese momento ni se me pasó por la cabeza que se lo hubiera llevado nadie, lo que más me angustió fue que se hubiera despistado hacia el parking que además, en ese punto hay dos salidas y que los coches no lo vieran. Nos metimos en la tienda de gominolas para ver si estaba dentro y ya ahí las dependientas avisaron a seguridad. Nunca había visto a mi marido tan blanco y desencajado, yo salí corriendo a buscarlo al parking sintiéndome infinitamente culpable y aterrorizada por incompetente, como he podido perder a mi hijo?
Apareció de la mano del guardia jurado, terriblemente asustado. Había dado la vuelta a toda la planta...
Supongo que son gajes del oficio de ser padres, estar toda la vida sufriendo por los hijos, y lo que me queda...

7 comentarios:

Gloria dijo...

A mi me pasa lo mismo.... desde que he tenido a las niñas me he vuelto de un miedoso.... Yo antes era una tía fuerte y que no terminaba de entender el porqué de los "miedos enfermizos" que hacen a la gente "no vivir"... Ahora veo peligros por todos lados... y lo peor es que tengo miedo a no ver a mis hijas crecer... a que algún hijo de puta me lo impida....tengo miedo a las enfermedades de este siglo... tengo miedo en general porque quiero a mis hijas más de lo que jamás podré querer a nadie....
Yo soy incapaz de levantar la cabeza del plato ( veo las noticias comiendo) con ciertas noticias....
Y termino como tu....
Y lo que nos queda......

Yolanda dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Yolanda dijo...

Es que es así desde el mismo momento del test positivo. ¿Y si no sale bien? ¿y si no va bien el embarazo? ¿y si hay problemas en el parto? y después de eso, ya es para siempre.
Por eso llega un momento en el que te tienes que poner una coraza y dejar de sufrir por todo, aunque yo sigo teniendo ansiedad cuando María se retrasa 5 minutos de la hora que me ha dicho que volvía, y últimamente no son 5, son más de 30... pero eso es otra historia.

Como habéis dicho "y lo que nos queda"...

Ness dijo...

Subscribo las palabras de Gloria...

tari dijo...

a mi, mi costi me llama paranoica, pero prefiero ser paranoica a no tener que arrepentirme el resto de mi vida de ser una descuidada...
porque, yo quiero mucho a mi costillo, pero si faltara mi hija, ni eĺ ni nadie conseguria que yo levantara cabeza nunca..

Opiniones incorrectas dijo...

La verdad es que los medios de comunicación magnifican ciertos comportamientos que no son habituales, y que si son noticia es precisamente porque no es común que sucedan. Sin embargo, no está de más tener ojos en la cara y siempre es mejor prevenir que curar, siempre sin llegar al límite de estar encima de los niños hasta el punto de que crezcan inseguros.
Vaya susto lo del centro comercial, a una prima mía también le pasó con su peque hace unos años durante las fiestas de nuestra localidad en la plaza. El niño se escapó, no lo encontraban y al rato apareció encima de la orquesta tocando la batería con más niños xD

Anónimo dijo...

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