martes, 3 de enero de 2012

2012

Para que engañarnos, se me están haciendo una Navidades la mar de raras, sosas, aburridas y eterrrrnas... Mis dos cachorros se pusieron enfermos el 23 (si es que Gabriel estaba aguantando del tirón todos los festivales escolares y extraescolares con sus correspondientes merendolas), faringitis él y bronquitis ella. Agotador. Hasta la fecha se habían puesto enfermos de manera consecutiva pero no a la vez. Él con fiebre y hecho caldo pobre, durmiéndose por los rincones, lo tuvimos que despertar para el Caga tio en Nochebuena en casa de mi cuñada, que casi nos manda la criatura a tomar por saco a todos... Ella con unas vomitonas de mocos alucinantes y dos noches practicamente en blanco. Así que salimos lo imprescindible, por las mañanitas ahora que están mejor que les de el solete porque Ángela no acaba de arrancar, a ver mañana que me dice el pediatra...
Ni nostalgia ni añoranza de los que me faltan, es decir, que echarlos, los echo de menos siempre, no me hacen falta unas Navidades ñoñas para encontrarlos a faltar, no sé, para mi estas fiestas cada vez carecen más de significado, y no dejan de ser lo que son, unas fiestas comerciales. Lo único que me alegra son las caras de mis hijos, sobretodo la de Gabriel que ya se entera del todo con esto de los Reyes Magos, que hoy ha visto a uno en el Ikea y ni las fans del Justin Bieber ese...
Y sí, se ha acabado el 2011, que bien, no sé si será la crisis (y la que se nos avecina que no es poca con semejante panorama político, a este paso con los recortes no van ni a pagarles ni el premio a los que les toque la lotería del niño) pero antes me "resistía" a cambiar de año, me entraba como una rebeldía tonta, otro año más (o menos, según se mire). Pero este año me dejo llevar como si estuviera practicando rafting...
Eso sí he rescatado antiguas "costumbres", nos hemos enganchado al Rayman de la XBox y mi hijo y yo y ya tengo excusa para no quitar ni el polvo.
Feliz año a todo el mundo con retraso.