domingo, 17 de noviembre de 2013

Pesadilla antes de pre-navidad



Ahora estamos en fechas en las que nos llueven los catálogos de juguetes. Menos mal que en Barcelona empieza a hacer frío porque la prematura decoración navideña no acompañaba a la climatología. Los comercios cada año engalanan antes los escaparates y el frío, cada año viene más tarde. La visión de los polvorones en el mercadona cuando lo que en realidad quieres es zamparte un helado, provoca empacho. Hemos tenido un verano de seis meses que por un lado tiene sus ventajas: amortizas la ropa de verano de los niños hasta que se les cae a jirones, la desventaja es que las niñas de casi cuatro años llamadas Ángela crecen de manera alarmante pero la ropa y los harapos no.
 Llegados al punto que en vez de camisetas llevaba tops empecé a rezar para que hiciera un poco de rasca para sacar las sudaderas de manga larga cinco tallas más grande que el año pasado, tan sabiamente le compré en las rebajas. Dios mío, si esta niña no ha tomado en su vida leche de crecimiento.
Cuando ya estaba al borde de la desesperación a punto de meter a la niña en la secadora a ver si así encogía un poco, la vida me sorprendió de nuevo con el anuncio del gordo de navidad.
No me va a tocar, seguro, pero sospecho su emisión ha corregido los quince centímetros del eje terrestre que el terremoto de Japón desplazó. Barcelona ya no está donde las Canarias y por fin ha llegado el frío y la navidad. To junto.
¿Pero dónde estará el calvo? ¿Por qué no contratan a Vin Diesel que todavía está de buen ver?

A lo que iba. Que mi hermana tenía muchas ganas de "niña" para desquitarse de tantos reyes de spidermanes, pokemons y playmobils para poder pedir muñecas y demás accesorios y juguetes sexistas. Y sí, "tenemos" niña pero la niña se salta a la torera las paginas de los nenucos y demás. Esto no, que es para niñas. El otro día pidió una monster high pero luego cambió de opinión, es que me dan miedo. A mi también me dan miedo por muchos motivos, mucha pasta para tan poco plástico. De proporciones más  imposibles que la Barbie que ya es decir. Esas muñecas están seriamente necesitadas de un par de potajes.
Mi hijo pide un Furby, que me cuesta más de un trimestre de pensión completa de las gatas. Jolines Gabriel pero si ya tienes a la Lluna que es peluda y también hace ruiditos raros. Sé exactamente lo que pasará con el Furby, que se quedará muerto de risa en una estantería, así que es una decisión que los reyes magos todavía tienen que meditar seriamente. Lo peor a todo esto es que Ángela por imitación pide otro y yo soy la repipí madre que alardea con que mis hijos nunca tendrán dos cosas iguales para que no tengan celos. Y eso de nunca hasta James Bond lo tenía claro. Mis hijos tienen dos nintendo ds, por accidente pero las tienen. Así que hemos negociado un Pocoyó para dormir al que se le ilumina la carita y de paso a ver si nos quitamos de la zarrapastrosa de la vaca de cuya presencia sospecho sólo nos libraremos contratando a un asesino a sueldo. Gabriel menos mal que se ha aprendido la cantinela nooooo dos cosas iguales nooooo Ángela que así tendremos más juguetes.
Así que nos queda todo el universo Pokemon y tortuga ninja para pedir. Y coches y más coches. En fin, lo de siempre, con lo bonicos que son los nenucos me voy a pedir uno para mí.





No hay comentarios: