domingo, 15 de agosto de 2010

LAS VISITAS

El mejor consejo que me dieron cuando nació Gabriel fue: las visitas recíbelas en el hospital.
Me lo dió la matrona, una chica algo más joven que yo, un encanto de persona y de profesional. Y eso que no tenía hijos pero sabía de lo que hablaba.
Es un engorro sí, porque estás recién parida y no tienes el cuerpo para muchas jotas pero estás en el hospital, un lugar "parecido" a un hotel, donde te hacen la cama, te limpian la habitación y te dan de comer. Así que no tienes que preocuparte por el estado de tu piso, caótico por supuesto tras la llegada de un bebé que que solo hace que comer, comer y comer y una madre que sólo quiere dormir, dormir y que la dejen en paz...
Y cuando me refiero a las visitas no me refiero a familia más allegada (padres, herman@s) y a amigos íntimos que les dices, ala, me preparas el café y luego pones una lavadora (es coña). Este tipo de visitas no me preocupan porque la confianza da asco (nunca mejor dicho) y ven una pelusa -o un tercer gato, anda si yo creía que sólo tenías dos- no se van a escandalizar (eso creo...). Me refiero a LAS VISITAS, esas que no queremos recibir ni siquiera sin haber parido, esas que amenazan con venir y nunca vienen hasta que tienes un hijo.
LAS VISITAS esas que cuando las mencionas suena la música de Psicosis . Porque LAS VISITAS tienen la casa impoluta, nada fuera del sitio, ni una mota de polvo, los cristales transparentes, las persianas tan limpias que deslumbran al vecino de enfrente. Acabas pensando o bien son esclavos de la limpieza o bien tienen ayuda doméstica. O ambas cosas.
Tuvimos dos VISITAS y ambas hicieron bis con Ángela.
Una de las VISITAS dijo en ambas ocasiones que ella no era amiga de hospitales (claro y yo sí, no te fastidia) y que prefería venir a casa. Nosotros dijimos que preferíamos que vinieran al hospital pero fue como escuchar llover. Cuando nació Ángela pensé que no serían capaces de volvernos a hacer la misma jugarreta. Pero sí. Lo volvieron a hacer. Le advertí a mi marido que sólo sacara café,  pero se ablandó y acabó sacando el surtido cuétara, cortando jamón, queso y sacando las cervezas. En fin.
Otra de las visitas es la hermana de un amigo de mi marido. Tiene dos hijas y para mi es un gran misterio como consigues tener la casa limpia como una patena con dos niñas (si porque yo también he sido VISITA). Dos niñas eso si, con un comportamiento ejemplar. Cuando nació Gabriel ella se dedicó a enumerar todo lo que no debíamos hacer: no lo cojas en brazos que se acostumbra, pásalo a su habitación antes del año que sino luego verás (bueno ahí me adelanté, la verdad), y no recuerdo más, sólo recuerdo que me lo quitó de los brazos para hacerle cucamonas y me quedé tan pasmada que ni rechisté.
Con Ángela siguió con la retahila: ui deberías haberle quitado el chupete antes a Gabriel porque ahora verás, que celos, cualquiera se lo quita, y el pañal, y blablabla...Y volvió a arrebatarme  con la misma delicadeza a mi hija de los brazos.
Ángela nació en diferente hospital que su hermano y una de la enfermeras se ofreció a echar a las visitas de la habitación si daban mucho por saco, a lo que rehusé amablemente deja deja que mejor ahora que no luego.
Así que no te preocupes Sandra (sé que me lees) que yo iré a verte al hospital. Como diría mi padre créeme reina, no te cortes un pelo y deja las cosas claras.

8 comentarios:

Srta.Ruthenmeyer dijo...

A mi casa casi no vino nadie los dos primeros meses. Claro que con lo borde que yo me puse normal que nadie viniera. Jajajajjajaa

Unknown dijo...

Ays, las visitas, una nunca sabe cómo acertar... a mí me vinieron pácticamente todas al hospital, lo malo es que lo hicieron el mismo día que yo día luz, y mi parto fue de madrugada... parí a primera hora y hasta casi las 12 de la noche (es lo que tiene parir en verano) tuve gente en la habitación. Tampoco lo recomiendo... el término medio, esperar al día siguente después de parir que por lo menos una está algo más descansada!

Anónimo dijo...

Jo, por qué este cacharro no me deja comentar! brr

Anónimo dijo...

Ahora! Por fin, bueno antes de nada felicitarte por el blog, me encanta cada una de las entradas, no has perdido tu "flow".
Segundo:gracias por acordarte de mí, intentaré hacerte caso, pero menuda soy yo con las VISITAS (las que no te preparan café ni te ponen la lavadora)... ya pensaré en alguna estrategia, pero pienso evitarlas todo lo que pueda, porque como ya sabes yo tengo 4 gatos y lo de que pueda a parecer un "quinto gato" en cualquier inoportuno momento rodando por el pasillo es más que probable ;))
Tercero: ya se lo que viene: NIÑO!

Besos (y gracias!!)

María dijo...

uis, uis... a mí me vinieron a visitar hasta que la niña ya tenía varios meses... pero espera, que aún espero que algunos de estos que se llaman AMIGOS vengan a conocerla a casa. no veas la rabia que me dio cuando me los encontré en la calle y empezaron a decirle cositas.

Conxi dijo...

Enhorabuena Circe un niño!!

yo dijo...

Que artículo más bueno. Yo aún no se que haré cuando me toque. Supongo que dependerá del parto que me haya tocado en gracia.
Un saludo.

M@rt@ dijo...

Hola conxi,soy del foro y hoy e visto tu blog y ya me e hecho seguidora :-),bueno con lo de las visitas tienes toda la razon recuerdo que cuando nacio DAvid el primer dia mi casa se lleno de gente es mas hasta cuando fue la hora del baño tenia gente y mi suegra siempre muy dispuesta ella le dio el primer baño a David yo con tanta gente antendiendo y tan cansada no pude ni quejarme,por eso cuando nadie Jaime avise a todos que no vinieran los primeros dias y que avisaran por si ya tenia visitas que vnieran otro dia